20 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El General Rafael Uribe Uribe y el café

Jose Hilario Lopez

Por José Hilario López 

La mayoría de los colombianos hemos creído que el General Rafael Uribe Uribe fue sólo eso, un comandante de los ejércitos liberales en la Guerra de los Mil Días, una de las mayores y dolorosas tragedias del pueblo colombiano. Pero Uribe fue ante todo un gran pensador pragmático y profundo conocer de los problemas nacionales, entre los cuales el sistema educativo y el agro, en especial la caficultura y lo relacionado con su institucionalidad. 

Los esfuerzos de Uribe Uribepara modernizar la Universidad Nacional es apenas una muestra de lo que le merece ser reconocido como un verdadero educador, cuando refiriéndose al futuro de nuestra Alma Máter la concibió como “un centro de vida intelectual y de orientación moral para el país”, definiéndola como una institución nacional, científica, experimental y unificadora, llamado éste que encontró su mayor resonancia en la Escuela de Minas de Medellín, donde tuvo plena acogida creativa en Tulio Ospina, Juan de la Cruz Posada, Alejandro López y demás profesores y directivos que fundaron y reorientaron la Escuela de Minas, a lo que hay que agregar el apoyo de los gobiernos progresistas de los presidentes Rafael Reyes y Carlos E. Restrepo. 

El ingeniero Jorge Julián Uribe, mi compañero de promoción en la Facultad Nacional de Minas, me hizo llegar el libro “Estudios sobre el Café”, escrito por su abuelo el General Uribe Uribe en el año de 1905. El libro que el General Uribe puso a disposición del gremio caficultor colombiano, representado entonces por la Sociedad de Agricultores del Café, reúne sus investigaciones sobre la caficultura brasileña, producto de una misión de estudios que hizo a ese país, como asistente a la Conferencia de Tabauté, donde participaron los presidentes de los tres más importantes productores de la rubiácea en el Brasil: los estados federales de Río de Janeiro, Minas Gerais y San Paulo. En dicha conferencia se formalizó el denominado proyecto de valorización del café brasilero, afectado por los bajos precios del producto en los mercados internacionales, situación originada por una sobreoferta que sobrepasaba el consumo que estaba permitiendo que los compradores dictaran los precios. 

La propuesta resultante de la histórica Conferencia de Tabauté se concretó en retirar del mercado la cantidad de café necesaria para nivelar la oferta y la demanda. Propuesta que se materializó en la Ley 1452 de 1905, que estableció el principio de la legitimidad del Estado para amparar los precios del principal, para esa época, producto de exportación del Brasil, fijando las “Bases del convenio que celebran entre los estados de Río de Janeiro, Minas Gerais y San Paulo, con el fin de valorizar el café, regularizar su comercio, promover el aumento del consumo, y crear una caja de conversión para la fijación del valor de la moneda” 

Las cuatro ideas principales del Convenio de Tabauté que, según el General Uribe, podrían ser de la mayor utilidad para Colombia, fueron: 1. Limitar la producción nacional del grano 2. Mejorar la calidad del producto exportable 3. Fomentar el consumo mundial, apoyado por la decidida lucha contra las falsificaciones del producto nacional, acompañada de la consolidación de los mercados existentes y la búsqueda de otros nuevos, y 4. Buscar que no sean los comisionistas y tostadores norteamericanos quienes dicten la clasificación del café, un derecho exclusivo del productor. 

Los autores del Convenio de Tabauté, como hombres prácticos que fueron, concluyeron que para retirar del mercado la cantidad de sacos de café, requeridos para nivelar la oferta y la demanda del producto exportable, se precisaba de dinero. La manera de arbitrar esos recursos pasó a ser materia de posteriores deliberaciones. 

La experiencia brasilera se resume en las siguientes indicaciones y recomendaciones, que el General Uribe consideró útiles para Colombia: 

  1. La importancia de disponer de un sistema federativo para el manejo del mercado internacional del café 
  2. Procurar salir de la disertación teórica para entrar en la acción gubernamental práctica y eficaz. En palabras más concretas, alejarse del sistema liberal leseferista (el bien llamado “estado gendarme”) que deja la fijación de los precios a las fuerzas del mercado, para empezar a crear los mecanismos que fortalezcan el estado intervencionista. La misma doctrina que llevó el ingeniero Alejandro López al Congreso Liberal de Ibagué, celebrado a principios de la década de 1920 
  3. Estudiar a profundidad el Convenio de Tabauté y ver como adecuarlo a las condiciones propias de nuestro país 
  4. Velar por que los productores colombianos mejoren las prácticas que aplican a sus cultivos 
  5. Fomentar el cultivo del café en regiones cercanas a los puertos de exportación. Tierras propicias para el cultivo del café, según el General Uribe, se encuentran en la Sierra Nevada de Santa Marta, en la Serranía de Perijá y en la región de Ocaña. 

    Muchas de las recomendaciones del General Uribe han sido acogidas por la institucionalidad cafetera colombiana. Es así como en el año de 1927 se creó la Federación Nacional de Cafeteros y en 1940 el Fondo Nacional del Café. En el año 1962 Colombia adhirió al Pacto Internacional del Café. 

    Faltaría por analizar los cambios que se han dado en la institucionalidad cafetera colombiano a partir del rompimiento del Pacto Internacional del Café en 1989, tarea que dejo a los especialistas, que obligó a revisar toda la política de sustentación de precios y que en 1993 condujo a la creación del Fondo de Estabilización de los Precios del Café.