23 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El futuro del mundo laboral después de la pandemia

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. 

https://paideianueva.blogspot.com/

El mundo del trabajo estaba ya en profunda transformación antes de la pandemia del coronavirus por los efectos que producen los avances científicos y tecnológicos. Había señalado la Unesco en 2018(https://rb.gy/52961d) que la denominada Industria 4.0 creó un nuevo paradigma productivo que más allá de lo tecnológico y que la cuarta revolución industrial ha creado una revolución cultural con efectos en la inseguridad laboral, aumento de las brechas entre quienes pueden acceder a los desarrollos tecnológicos y los que no, marginación de grupos o comunidades, aumento de la desigualdad, deterioro de las relaciones entre personas y amenazas a la ciberseguridad. Dadas sus muy fuertes consecuencias sociales se señaló que la Industria 4.0 requiere de una “Ética 4.0”. Por su parte, el director de “Sociedad e Innovación” del Foro Económico Mundial (https://rb.gy/rqx0yc) precisó que la cuarta revolución industrial debe ser primero y sobre todo, humano-céntrica que potencie el bien común, preserve la dignidad humana y salvaguarde el planeta para las generaciones futuras. 

La dinámica y productividad del mundo laboral se afecta seriamente por la reconocida diferencia entre la formación escolar y las necesidades del sector productivo no sólo en los campos tecnológicos, sino también en las esenciales habilidades socioemocionales. Productividad que también se afecta por la notoria poca atracción que tienen las muy requeridas profesiones STEM (ciencias, tecnologías, ingeniería y matemáticas) especialmente, como se ha reiterado, entre las mujeres, por la carencia de orientación a los alumnos sobre las realidades de las empresas y del mundo laboral, así como por la débil colaboración entre las empresas, universidades y demás centros educativos. (https://rb.gy/jdpv95). Desde el Instituto de Investigación del Futuro (https://rb.gy/zc2euu) se proyectaron una década atrás las seis fuerzas que juntas producirían verdaderas disrupciones en el mundo del trabajo. Pero, es obvio, no se pudo anticipar que una pandemia como la del coronavirus sería la fuerza disruptiva mayor. De súbito, sin aviso o preparación previa, en la educación se abandonó la presencialidad por la fuerza del infeccioso virus; el mundo del trabajo, por su parte, se trasformó de manera repentina e imprevista y se creó un alto nivel de desempleo en todo el mundo. Muchos de los que perdieron su empleo no han hallado manera de conectarse al inédito mundo laboral, a la vez que muchas empresas han dejado de funcionar o despidieron a muchos de sus trabajadores. 

Como resultado de la crisis sanitaria se aceleró la transformación tecnológica que venía en desarrollo; el teletrabajo se volvió una realidad en las empresas y para muchos trabajadores. Se ha hecho evidente que la experiencia en teletrabajo crecerá en importancia y será requisito para muchos nuevos empleos o para el reemplazo de los viejos. Algunos sectores del trabajo, como consecuencia de la pandemia, se han fortalecido y requerirán más trabajadores como, por ejemplo: Alimentos, salud, laboratorios farmacéuticos, logística y los más variados campos de las industrias de software y hardware. (https://rb.gy/ok3odi). La firma global de consultoría estratégica McKinsey & Company (https://rb.gy/xyg4jshttps://rb.gy/q3kpyrhttps://rb.gy/fovkeh) en un amplio estudio publicado a principios de 2021 muestra la disrupción que la pandemia del coronavirus ha introducido en el mundo laboral como desempleo, aceleración de las tendencias de trabajo remoto, automatización y comercio electrónico. Estimó esa compañía que un 25% más de personas de lo que se proyectó antes de la pandemia están en la necesidad potencial de cambiar de trabajo. De igual modo, resaltó que por primera vez la cercanía física es una dimensión importante en cerca de 800 ocupaciones; cercanía que se refiere a la proximidad a compañeros de trabajo, clientes y a otras personas con las que se interactúa en el trabajo, por ejemplo: médicos, enfermeras y otros del área de la salud, trabajadores de laboratorios farmacéuticos, los que trabajan con equipos sofisticados y tienen poco contacto con la gente. 

La justicia puede operar con algún contenido remoto, pero prevalecerá la operación presencial dados los derechos fundamentales legales, la equidad y la imprecisión de expresiones de diversa índole en las videoconferencias. Del mismo modo, se puede afirmar que la educación puede tener un componente remoto, pero maestros, padres de familia y los alumnos prefieren, con fundamento, el carácter presencial. Una educación totalmente remota aumentaría la desigualdad, acentuaría el retraso y el abandono escolar, a la vez que agudizaría los ya reconocidos efectos de la pandemia en trastornos psicológicos de las más diversas índoles. Las escuelas enfatizarán la educación presencial, pero el trabajo educativo hará uso más intenso y focalizado de recursos digitales probados y validados para promover el aprendizaje y demás procesos formativos de los alumnos. 

Las barreras culturales y tecnológicas que limitaban el trabajo remoto y el modelo híbrido fueron quebradas y se ha creado un cambio estructural para algunas clases de trabajos. Ha adquirido vigencia un cambio hacia espacios laborales flexibles por las experiencias positivas que se han observado durante la pandemia. La implicación de traer menos trabajadores a las oficinas llevará a la reducción de espacios para oficina en un 30%, con efectos en el diseño y uso de futuras construcciones. En la medida en que se trabaja de modo remoto habrá reducción en viajes de negocios, transporte, restaurantes y en la compra de vestuarios con sus impactos en la economía, el transporte y modelos de consumo. Crecerán la vinculación por contratos a término fijo y la “economía gig” en la que las personas realizan diversos trabajos de corta duración como una manera de acrecentar sus ingresos. 

Siguiendo al informe de McKinsey sobre el mundo laboral postpandemia, crecerán en el mundo del trabajo las aplicaciones de la inteligencia artificial y de la robótica requiriendo, como consecuencia, personal con formación en esas áreas tecnológicas. Se ha hecho evidente que se acrecentará el comercio electrónico que, en los tiempos de esta crisis sanitaria, ha crecido entre 200 y 500%, con lo cual que se han creado requerimientos de fuerza laboral cualificada para ese tipo de actividad económica, como lo será también en el sector comercial de domicilios, campos de la salud y profesiones STEM. Precisa el informe que el crecimiento de puestos laborales será mayor en cargos de altos salarios, mientras que los de menor ingresos monetarios requerirán formación adicional o distinta para mantenerse en el mundo laboral o conseguir un nuevo trabajo, lo cual requerirá acciones específicas e innovadoras de los gobiernos con especial cuidado en lo concerniente a la 

equidad de sexo debido a que los trabajos que tienen las mujeres están en mayores riesgos que los de los hombres porque ellas laboran en una desproporción alta en los sectores más afectados por la pandemia. 

Otro efecto de la crisis pandémica ha sido que el trabajo remoto ha llevado a muchos a desplazar su lugar de residencia a comunidades alejadas de los congestionados centros metropolitanos, donde el costo de vivienda y otros gastos son menores, se cuenta con la ventaja adicional de tener una vida con mayor nivel de tranquilidad y menos gastos de tiempo y monetario en transporte. 

Es evidente que la pandemia del coronavirus nos ha cambiado la vida, la educación y el mundo del trabajo. En educación con el apoyo de la inteligencia artificial y la analítica del aprendizaje se alterará de manera radical la enseñanza y el aprendizaje universitarios y la contratación de profesores. En ese nivel educativo, ya se había predicho con anterioridad, habrá profesores free lance que apoyados en corporaciones internacionales y plataformas de administración de contenidos ofrecerán cursos de muy distintos niveles. Consorcios internacionales de universidades en alianzas con empresas de software y hardware ofrecerán a otras sus cursos, micro certificaciones digitales, y micro másteres adaptados a requerimientos específicos de formación personal o de las organizaciones públicas o privadas. Tendencia parecida se dará en los niveles previos educativos, en especial en campos con bajo número de maestros cualificados como en idiomas extranjeros, artes y ciencias naturales.