El discurso del año

Por Oscar Domínguez G. 

Si la representante Lina Garrido busca la curul de senadora votaré por ella desde mi jurisdicción en Medellín; si opta por seguir en Cámara, iré a votar por ella a Villavicencio así sea caminando en las pestañas. Cautivó mi voto con su discurso en la instalación de las sesiones del Congreso el 20 de julio. Como es hora de ir haciendo balances, el suyo fue el discurso del año.

De paso, nos indemnizó del constante “bullying” presidencial en sus soporíferas apariciones por televisión. Si lo permite algún inciso en este país que tiene leyes hasta para atravesar un charco, sugiero que la representante ejerza el derecho a la réplica después de cada aparición televisiva del gran timonel criollo. Si el Consejo de Estado no logró acallarlo, al menos esta llanera que vive debajo de un sombrero pueda mandar felices a la camita a los televidentes.

La congresista de 38 abriles, madre de Samantha,  hija de maestros, se encargó de bajarle la caña al presidente Petro a quien sacó a sombrerazos del recinto del Congreso junto con sus pares Benedetti y el pastor de almas Alfredo Saad. De ocupar el puesto de atrás de los vehículos oficiales, Saad pasó a movilizarse en Uber. Benedetti, joya de la corona del petrismo, se ofreció a pagarle el taxi mientras le asignan la escolta respectiva.

Electrocutados por la prosa de la congresista, los tres alegres compadres abandonaron el recinto parlamentario con el puño en alto mientras el empapelado pastor-embajador gritaba “reelección”. Una apresurada salida similar protagonizó la delegación de USA en la ONU en respuesta a la andanada del hombre que no educó a su hijo mayor.

Desde sus redes, la congresista Garrido ejerció el derecho a réplica al discurso de Petro en Naciones Unidas. Petro predica desde la izquierda lo que el presidente Trump pregona desde la derecha.  Increíble, pero a veces, ideológicamente, Trump y Petro se parecen como una gota agua a otra. También quedó marcada la diferencia entre su izquierda trasnochada, y la exquisita, respetuosa, del presidente Boric, de Chile.

Garrido le ofreció “disculpas al mundo por el bochornoso espectáculo” que Petro dio en Nueva York. Y con ironía sugirió que el presidente Trump tuvo que pedir “aromática de manzanilla porque el discurso no lo dejó dormir”. (Ahora, como sugirió Fernando Quijano en RCN, favor no quemarla postulándola a la presidencia).