16 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El discurso de los precandidatos

Guillermo mejia

Por Guillermo Mejía Mejía 

Algunos aspirantes a la Gobernación de Antioquia y a la Alcaldía de Medellín, han montado sus discursos sobre el rechazo a la gestión del gobierno nacional del presidente Petro. El discurso, desde luego, es efectista, pero es tremendamente incongruente con la realidad constitucional y legal y está destinado, más bien, a cautivar incautos como si desde la alcaldía o la gobernación se pudiera poner un palo en la rueda al programa presidencial que se desarrolla. 

Uno de los precandidatos se propone, si triunfa en las elecciones de octubre próximo, convertir a Antioquia en un departamento federal. “Antioquia federal” es su consigna. O sea que con las solas competencias que les da la Constitución Nacional a los gobernadores, él convertiría a Antioquia en una provincia rebelde al estilo de Taiwan, con respecto a China, o a Cataluña con relación a España, una autonomía rebelde como la de Puigdemont, ahora asilado en Bélgica.

Sus asesores no le han dicho que los gobernadores son agentes del presidente de la república para el mantenimiento del orden público y para la ejecución de la política económica general (art. 303 de la C.P), ni tampoco que una de sus atribuciones es la de hacer cumplir los decretos del Gobierno nacional (art.305 de la C.P).

Y lo otro que le tienen que decir los asesores a este precandidato es que, para convertir a Colombia en un país federal, que según se medio adivina, es su aspiración, se requiere de una asamblea constituyente o de un referendo, pero ambas posibilidades requieren de una ley convocante que debe ser aprobada por el Congreso. Precisamente cuando el precandidato habla de una Antioquia federal uno se imagina, ahí mismo, que se refiere a Colombia, que es la que debe ser federal, y no a Antioquia. 

Este y otros tres precandidatos han acordado, no sé si por escrito, que se opondrán al gobierno nacional desde la gobernación pues hacen parte, cada uno de ellos, de partidos de la oposición como el Centro Democrático, Conservador, fiquismo y rodolfismo. Si se ponen de acuerdo en la escogencia de uno ellos, como es de esperarse, para ser el candidato único, como se supone, de acuerdo con el desprendimiento patriótico que han demostrado, a Antioquia le espera un duro desierto presupuestal del orden nacional pues el triunfador tendrá que gobernar en paralelo con Gustavo Petro, por más antipatía que le profese, durante dos años y siete meses. Eso es lo que tenemos constitucionalmente hablando. 

Otro candidato a la alcaldía de Medellín, también de rancio antipetrismo, en tono un tanto hiperactuado, afirma que él se opondrá al gobierno nacional porque los alcaldes son autónomos en el manejo del orden público en su municipio. “Son los jefes de policía” dice un tanto bravucón y desafía, todavía sin ganar, que su gobierno municipal será autónomo frente al nacional.

Al precandidato a la gobernación que propone una “Antioquia federal” se le puede perdonar su ingenuidad discursera porque no es un abogado que conozca medianamente la Constitución Nacional. Pero el precandidato a la alcaldía de Medellín sí no tiene disculpa pues posa de tener un bufete de abogados de los más prestigiosos a nivel nacional.