19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El difícil regreso a clases

Por Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/

¿Es seguro regresar a las escuelas? ¿Será posible el distanciamiento social en buses,  microbuses de transporte escolar o en los medios masivos de movilización? Una legítima inquietud de los padres será si pueden enviar a sus hijos a estudiar en condiciones donde pueda haber alta posibilidad de que se enfermen y entren a formar parte de un rebrote de la pandemia.

Desde preescolar hasta la universidad la pandemia ha llevado a una situación que ninguno creó y mucho menos esperó, la cual está llena de paradojas, incertidumbres y encrucijadas sin caminos ciertos abiertos. Estamos en un contexto  de decisiones e inseguridades para lograr el funcionamiento pleno de las escuelas y universidades y el retorno a ellas de más 1500 millones de estudiantes según datos de la UNESCO. Las escuelas no se crearon para funcionar en situaciones catastróficas y de extraordinaria magnitud global.

Difícil situación enfrentan las autoridades de salud y las educativas para poder garantizar, mediante la aplicación de determinados protocolos de bioseguridad, una educación completa y de calidad para todos. En la reapertura no se tratará sólo de flexibilización de los calendarios y horarios. Eso es una segunda o tercera consideración. Tampoco consiste en “dar pistas” sobre cómo será la reapertura. Esas son decisiones administrativas que serán sólo posibles si se asegura que se contiene la difusión de la enfermedad y se evita que esas instituciones se conviertan en un foco irradiador de la infección.

Un paso difícil por parte de las autoridades de salud y de educación será el de evitar una reapertura que resulte prematura. Al momento de la reapertura será necesario que todos tengamos convicción de que es una decisión fundamentada en la garantía de seguridad para todos y de que, de ser necesario, se puedan tomar medidas rápidas y eficientes.

La UNICEF formuló el 30 de abril de 2020 directrices para reabrir las escuelas en condiciones de seguridad. (https://rb.gy/bydmju). Las directrices incluyen, entre otras, un funcionamiento seguro con prácticas adecuadas de higiene, atención a casos sospechosos, protocolos de distanciamiento social, compensación  en el aprendizaje para superar retrasos escolares, protección con adecuadaatención de la salud y la alimentación escolar.

El Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe -IESALC presentó a finales de mayo de 2020 recomendaciones para una nueva normalidad. Propuso una ruta de tres fases. 1. Apoyo a estudiantes y profesores, organización adecuada de la reapertura presencial con planes sanitarios, organizativos, pedagógicos y financieros. 2. Tránsito de la reapertura a la reestructuración con apoyo para el aprendizaje de los estudiantes en desventaja, el paso de contenidos curriculares a formatos digitales, tutorías individualizadas, nivelación y cursos de vacaciones. 3. Apertura hacia modelo híbridos, dotación de equipamientos digitales y de conectividad con garantía de que los alumnos y profesores puedan tener acceso a ellos. Estas  recomendaciones el lector puede leer aquí: https://rb.gy/isrwal.

La ONU (https://rb.gy/lnjmjr) señaló a mediados de mayo de 2020 que todavía se carece de información exacta sobre la trasmisión y gravedad del coronavirus en los niños. En la reapertura de las escuelas considera factores esenciales como: la realidad de que millones de niños dependen de la escuela para su alimentación, y  el aseguramiento de condiciones apropiadas de salubridad como el acceso a agua limpia y jabón.

Sin análisis específicos de cada municipio, barrio e institución educativa especifica no cabe una apertura generalizada. Es prudente conocer, evaluar y contextualizar las experiencias de otros países que como Japón y Corea del Sur han reabierto con determinados protocolos de bioseguridad sus instituciones educativas, protocolos avalados por sus autoridades  de salud. En Japón (https://rb.gy/wmhasb) se puso énfasis en la completa ventilación de los espacios, evitar interacción grupal de alumnos, evitar las conversaciones de alumnos y del personal escolar en ambientes cerrados, chequear la temperatura corporal, usar tapabocas, suspender a persona infectada y a quienes estuvieron en contacto con ella; el cierre temporal de un grupo o de una escuela también ha sido considerado.

Otros países como China, Israel, Australia, Dinamarca, Noruega y Taiwán han reabierto sus escuelas. Entre las medidas más destacadas están: Tomar la temperatura a la entrada, cierre de espacios de juegos, separación de dos metros entre los pupitres, prevención de aglomeraciones al fijar que los   alumnos ingresen por diferentes puertas (sin acceso para los padres), evitar contacto físico entre los alumnos, con los maestros y demás personas en la institución, mantener el distanciamiento social y  tener las clases cuando sea posible en espacios abiertos y en pequeños grupos. (https://rb.gy/5eynpa).

Hay cuestiones importantes para reabrir las escuelas que van más allá de la flexibilización de horarios y calendario y de lo que se ha llamado “alternancia” (presencialidad y estudio en la casa).

Se requerirá:

  • Una fuerte inversión económica sí como de trabajo y tiempo adicional frente a los habituales, con posible contratación del personal adicional que se necesitará para implementar sin fallas el protocolo de bioseguridad.

  • Que en cada escuela se tenga uno o más instrumentos para tomar la temperatura para el ingreso  a ella y en momentos en que se estime necesario.

  • Que en cada escuela haya jabón y agua pura en distintos espacios de ella.

  • Que los alumnos, maestros y todos los demás en la institución cuenten con tapabocas en cantidad suficiente suministradas por la escuela. Los más pequeño usarán más de una diaria.

  • Tener suficiente cantidad de alcohol y de desinfectante para limpiar varias veces al día los espacios con posible contaminación; por ello, se duplicará o triplicará la limpieza y desinfección en escuelas con doble y triple jornadas, y en la universidades con clases todo el día.

  • Que si se recurre a educación digital, bajo la modalidad híbrida, alumnos y maestro tengan acceso a computadores o dispositivos móviles con suficiente ancho de banda.

  • Que se entienda que el aprendizaje remoto no significa ausencia de aprendizaje.

  • Atender de manera oportuna y eficaz a los estudiantes que han tenido retraso en las metas de aprendizaje o dificultades en una o más asignaturas.

  • Que se cuente con suficientes unidades sanitarias con papel higiénico y lavamanos con jabón y papel higiénico y papel para secarse las manos, espacios que requerirán limpieza frecuente. Se precisa eliminar la dificultad en el uso simultáneo de los baños, usualmente muy pocos y con pobres condiciones de aseo.

  • Asegurar el distanciamiento social en las aulas. (De difícil implementación por el número usualmente alto de alumnos en cada una de ellas lo que no daría para separación de dos metros entre pupitres. Los niños más pequeños no entienden el distanciamiento social y les será muy difícil no llevarse las manos a la boca, nariz y ojos. No será muy posible mantener separados en los recreos a los niños más pequeños. El distanciamiento social crea situaciones de recelo contarios al carácter gregario de los humanos y al proceso de socialización en las escuelas).

  • Cerrar los espacios de los juegos infantiles y definir procesos claros de sanidad para la educación física, las prácticas deportivas y los grupos artísticos y musicales.

  • Desinfectar libros de la biblioteca, implementos de laboratorios, teclados, mouses y pantallas táctiles, instrumentos musicales y demás material reusable con los que los comunidad educativa entra en contacto. (Los alumnos tocan todo).

  • Realizar testeo frecuentes y tener establecidos medios seguros para aislar a enfermos o  sospechosos con la enfermedad, lo que será competencia de autoridades de la salud. El miembro de la comunidad educativa sospechoso de la infección será regresado a su casa.

  • Hacer efectiva la orden de permanecer en casa si se está enfermo.

  • Asegurar con las autoridades de salud disponer de un servicio médico educativo ambulatorio disponible para atención inmediata.

    Hay algunos otros elementos de consideración cruciales:

    Muchos estudiantes y maestros regresarán con síntomas de ansiedad o de depresión debido al confinamiento lo que afectará el desempeño de los alumnos y la calidez y oportunidad de la intervención pedagógica de los segundos. A esto se agrega el número grande de maestros con enfermedades subyacentes, entre ellas las del “burn out”, condiciones que se pueden empeorar.

    La edad avanzada de un número alto de maestros los vuelve un grupo de alto riego. El promedio de edad  de ellos en Colombia es de cerca de 50 años; el 3% tiene  más de 65 años y  uno de cada cinco está entre los 57 y los  65 años (https://rb.gy/ykxpzq). También hay alumnos con enfermedades subyacentes que los vuelve más susceptibles a una complicación grave por el COVID- 19.

    Siguiendo distintos protocolos de bioseguridad ya formulados, entre ellos el conjunto de “Orientaciones técnicas sobre el nuevo coronavirus (2019-nCoV)” que están disponibles en la página de la Organización Mundial de la Salud (https://rb.gy/cv3fyp),  es necesario fijar y precisar funciones. A continuación algunas de ellas:

  • Especificar quiénes serán las personas encargadas de cada uno de los procesos que se requieran para asegurar la  prevención y protección de toda la comunidad educativa. Para ese efecto cada una de ellas habrá recibido formación adecuada y  tendrá conocimiento de los riesgos. Esto incluye definir de antemano quiénes y en qué momentos usarán guantes y mascarillas. Se deberá proporcionar recipientes cerrados y herméticos apropiados para materiales desechables y reutilizables.

  • Fijar reglas de interacción entre los distintitos miembros de la comunidad educativa. De estimarse necesario, padres de familias, maestros y demás miembros de la comunidad educativa aceptarán por escrito que conocen y aceptan los riesgos.

  • Definir con precisión quién es la persona contactará con oportunidad a las autoridades de salud y hará el manejo interno de casos que requieran el aislamiento por sospecha de estar infectados por el COVID -19. El aislamiento debe hacerse siguiendo los protocolos de bioseguridad que determinen las autoridades de salud.

  • Cada miembro de la comunidad educativa deberá tener vigente su seguro escolar o afiliación a una institución prestadora de salud. Cada uno tendrá la obligación de indicar si tiene preexistencias en salud que pueda hacerlo más vulnerables. En el caso de los menores esto será responsabilidad de los padres.

  • En el transporte escolar se debe aplicar la norma de distanciamiento social mínimo y todos deben usar tapabocas. El vehículo debe ser desinfectado después de cada uso. Se llevará un registro de quienes fueron movilizados en cada oportunidad.

  • La alimentación deberá seguir las normas que determinen las autoridades de  salud. Se debe  evitar consumir los alimentos de frente a otras personas. Será absolutamente necesario el lavado previo de manos con agua y jabón.

    Dadas las consideraciones anteriores caben algunas preguntas de fondo: ¿Puede negarse el acceso a la escuela a un alumno en cuya familia hay o haya habido infección por el COVID  19?  Invocando el derecho a la vida y a la salud ¿podrán maestros, padres de familia, o el personal administrativo o de servicio negarse a la reiniciación de labores sin la garantía de ambientes escolares sanos? Algunos de ellos, alumnos  o maestros, por temor a infectarse a sí y a sus familiares, no querrán regresar a la escuela o mostrarán niveles altos de aprensión, estrés e inestabilidad emocional.

    Una ventaja que resulta de lo que ha ocurrido es que en adelante todos sabemos más sobre cómo evitar contagios y cómo contener los periódicos brotes infecciosos de diversa índole. En términos formativos positivos ha sido una experiencia beneficiosa de educación en salud pública y en el cuidado de la propia con la actitud de que “si yo me cuido, cuido y protejo a los demás”. La expectativa y meta de este aprendizaje es que podamos generar un nuevo estilo de vida más saludable para las personas y el planeta.

    Es preciso evitar el rebrote pandémico. La situación actual es inédita que nunca fue pensada o anticipada. Como ciudadanos nos corresponde trabajar en acciones colaborativas para que de consuno con las autoridades de salud y de educación encontremos el camino y los medios para reabrir bien  y con seguridad nuestras escuelas, colegios y universidades.