29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El derecho a la crítica 

Dario Ruiz

Por Darío Ruiz Gómez (foto) 

Recordaba yo que para el totalitarismo comunista no existen contrarios a sus ideas sino enemigos a eliminar. En Colombia es una historia secreta la de quienes llegados a considerar como enemigos por parte de PCC, han sido silenciosamente eliminados en las calles de las ciudades, en el campo, crímenes que la ferocidad de la guerra ha disimulado y que la JEP debería haber tenido en cuenta.  

Debatir con el PCC, una Organización  ideológicamente congelada en el tiempo, en lo que llamaríamos un debate de ideas, ha supuesto, paradójicamente, a lo largo de estas décadas, no el ejercicio de una necesaria crítica sino por parte de su Policía Secreta el silenciamiento ipso facto de un escritor, de un pensador que queriendo discutir su leninismo ha sido condenado a una muerte simbólica ya que no se le vuelve a nombrar, no se le vuelve a incluir en una antología, y en cualquier momento pueden arrojar sobre él la más espantosa difamación. 

Su odio obsesivo hacia la obra de un pensador de influencia universal como Gómez Dávila ilustra en Colombia a lo que puede llegar este leninismo de burócratas “revolucionarios” que se han negado a admitir que el comunismo soviético fracasó. Es en esos cuadros donde aflora el rencor hacia la inteligencian, reacción de Sandra Ramírez viuda de Tiro Fijo quien nunca leyó un libro en su vida, contra Salud Hernández por calificar de cuota del Partido Comunista en el Gabinete de Gobierno de Petro a Patricia Ariza, ministra de Cultura. Característica reacción de una exguerrillera estalinista contra el derecho de la inteligencia a actuar y a discrepar críticamente en libertad.  

Conozco a Ariza desde el año 1966 en el Teatro La Candelaria cuando Santiago García deslumbraba por sus grandes montajes de obras universales como “Galileo Galilei” de Bertolt Brech. De un momento a otro y a causa de que el Partido Comunista de Cuba había intervenido la cultura imponiendo los dogmáticos modelos del llamado “realismo socialista” de la Unión Soviética, a Santiago García como a Enrique Buenaventura se les prohibió el montaje de obras “extranjeras” imponiéndoles esos lamentables pastiches que fueron los llamados “montajes colectivos” donde desaparecido específicamente el teatro también desapareció por desgracia el talento de estos dos maestros. 

La más radical Comisaria leninista de esta imposición fue Patricia Ariza posteriormente acompañada de Arturo Alape a quiénes hicieron frente grandes contradictores como Ricardo Camacho y el Teatro Libre e infinidad de distintos grupos que fueron confinados a la clandestinidad por representar “obras burguesas”.  

Quiero advertir que el enfrentamiento con esta estética del Partido Comunista y la defensa de la libertad de las expresiones distintas expresiones artísticas se llevaron a cabo desde los años sesenta en Europa, Estados Unidos, defensa de la libertad creativa, defensa del pluralismo estético y político, rechazo a quienes quieren sojuzgar estas libertades para imponer a la fuerza sus modelos totalitaristas. 

¿Cómo y desde cuándo pudo Patricia Ariza trabajar por la cultura colombiana si lo que sigue buscando el Partido de Iván Cepeda, Jaime Caycedo, Clara López, etc., ha sido destruir la cultura como patrimonio de las comunidades y sustituirla por caricaturas indigenistas, proletarios de papier maché, música de “protesta”?  

Patricia Ariza es representante del Partido Comunista estalinista y culturalmente defiende estas falsificaciones culturales, un dañino multiculturalismo que desconoce el trabajo de cientos de investigadores culturales, casas de la cultura, música y ballets contemporáneos o sea la Colombia soberbiamente   plural. Es aquí donde tienen las comunidades, el creador solitario, el derecho a reclamar su diferencia frente a la Minga de Feliciano Valencia, las falsificaciones de lo afrodescendiente y afirmar la presencia, además, de nuevas generaciones que han creado otras músicas, un escenario de la cultura del diálogo y no de una supuesta paz políticamente manipulada.  

P. D. Escuchamos a Gallo o Losada y al Comisariado de las Farc describir en tres sesiones de Tv como asesinaban niñas, adolescentes, cómo desplazaban poblaciones enteras. Ahora el Macrocaso 10 descubre que todos los crímenes innamnistiables fueron cometidos por ellos y quedan a la espera de sus condenas.  

Iván Cepeda pone a Gallo o Losada delincuente confeso de crímenes de lesa humanidad a contestarle al expresidente Duque. Malevolencia, ruindad moral, las nuevas “virtudes” de los nuevos tiempos.