Por Francisco L. Valderrama A.
Existe un convenio para moderar la intervención del señor Alcalde de la ciudad en la gestión del ente autónomo EPM. Cumplir ese acuerdo marco es por supuesto necesario, pero no suficiente. Porque no basta preservar a EPM de indebidas presiones políticas y de vaivenes electorales.
El acuerdo marco demanda con urgencia un complemento para lograr lo propio frente a otros actores de poder. No se debería olvidar que muchos de los peores errores de EPM (entre otros: Orbitel, regalo de UNE, EPM sin fronteras, aguas de Antofagasta, Cururos e incluso AFINIA, ese disparate monumental que será el principio del fin de EPM cómo entidad pública ejemplar, propiciado por la actual administración) se cometieron bajo la plena vigencia del acuerdo marco, con el aplauso de muchos que hoy se rasgan las vestiduras ante la patanería e ineptitud del vagabundo ideológico que funge como alcalde. De manera que el acuerdo necesita otro capítulo, que asegure la absoluta independencia de EPM de toda injerencia ajena al interés colectivo de los dueños que somos los ciudadanos. Ese es el reto que nos debería aglutinar. No acometerlo sería sumarnos, por acción u omisión, a uno de los bandos hoy en conflicto. Semejante error no se puede cometer.
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