La primera noticia que tuvimos, hace 4 años, del ingreso de doña Paloma Valencia al poder legislativo, fue su disparatada propuesta para que se sudafricanizara por la vía del segregacionista Apartheid al Cauca, su departamento natal, congregando en una zona a los blancos y en la otra a los negros.
La contundente visión que se tiene de la ambición y el poder político de los Valencia Muñoz y sucesores está reflejada en este hecho: Guillermo León fue presidente de la República y embajador en España, y su hermana Josefina de Hubach fue ministra de Educación, gobernadora del Cauca y embajadora en la UNESCO. Y, para agregarle algo más a la inocultable influencia política de su apellido, estuvo matriculada en las toldas anapistas del general Rojas Pinilla, justamente cuando el partido político del depuesto dictador hacía harto ruido en el Capitolio.
De la senadora Paloma, quien ocupa el mayor espacio de esta columna por su influencia en el Centro Democrático, que comanda el expresidente Uribe Vélez, no se tienen más datos destacados, salvo que está rodeada de tres hermanos: Pedro Agustín, quien acaba de ser nombrado cónsul en Miami, Cayetano, y una media hermana de apellido Londoño. (Lea la columna).
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