Como reza el viejo tango “Las cuarenta”, de Francisco Gorrindo y Roberto Grela, “con el pucho de la vida apretado entre los labios, la mirada turbia y fría, un poco lerdo el andar”, llevó gran parte de su existencia el crítico gramatical Bernardo Cano García, el inolvidable Berceo.
Este domingo, 17 de marzo, se cumplen catorce años de la triste partida del genio de las epístolas y todavía no nos acostumbrarnos a vivir sin su pluma maravillosa.
Fumador empedernido, vicio que se lo llevó a la dimensión desconocida, en Orlando, Florida, cruzó aceros toledanos con sus mejores amigos, en defensa del letal tabaquismo.
Para la muestra rescatamos esta epístola que le dirigió, a manera de réplica, el 7 de Julio de 2004, a su gran amigo y contertulio Efraím Osorio López, el autor de las famosas ”Quisquillas de alguna importancia”, de LA PATRIA:
Apreciado Efraín:
¿De modo que usted también pertenece a la cofradía denominada ADENOF? Es lo que deduzco de la última frase de sus «Quisquillas» de ayer, frase que de la siguiente guisa dice:
«Para los esclavos del cigarrillo sería la noticia del siglo la inocuidad de tan combatida afición”. (Lea la columna).
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