
Por José Obdulio Gaviria
¿Quién es Daniel Quintero y por qué su candidatura presidencial se derrumbó como un castillo de naipes?
Quintero, hasta esta semana, se creía invencible: exalcalde de Medellín, con un discurso anti-mafias y una ambición desbordante por llegar a la Casa de Nariño. Pero, como en una película de suspenso, sus propias decisiones y mentiras lo sacaron del juego -gracias a Dios-.
Expliquemos, paso a paso, cómo Quintero quedó fuera de la carrera por la presidencia en 2026. Esta vez su personalidad, que lo lleva siempre a ignorar las leyes, le jugó una mala pasada con la doctrina electoral y la jurisprudencia, especialmente la Ley 1475 de 2011, así como las regulaciones sobre financiación electoral que garantizan que los recursos no probengan de la corrupción. Al final, veremos por qué la sociedad colombiana, a pesar de errores pasados como la elección de Petro, sí tiene mecanismos para evitar repetir desastres.
Paso 1: El contexto, o cómo empezó el enredo
Quintero, ingeniero y exalcalde de Medellín (2019-2023), se promociona como una figura “progresista” dentro del Pacto Histórico, la coalición de izquierda liderada por Petro. En agosto de 2025, Quintero anunció su precandidatura para la consulta interna del Pacto, programada para el 26 de octubre de 2025. Esta consulta era clave: serviría para elegir al candidato único del bloque de izquierda de cara a las elecciones presidenciales de 2026. Ese candidato competiría en marzo de 2026 con otros candidatos del especto de la centro izquierda para llegar unidos a la primera vuelta presidencial en mayo de 2026.
El problema es que el Pacto Histórico no es un partido sino una coalición de partidos, como el Polo Democrático, la Unión Patriótica y el Partido Comunista. Esto de por sí era un problema legal que Quintero y Petro, muy dentro de su manera de actuar, creyeron que lo resolverían con insultos y descalificaciones a la autoridad electoral. Pero cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) y la Registraduría Nacional del Estado Civil tuvieron que definir si la consulta sería «partidista» (como un solo partido) o «interpartidista» (entre varios), hicieron lo que tenían que hacer, no lo que convenía a Petro y a Quintero.
La consulta de octubre, pues, se definió como una consulta entre tres partidos de la izquierda, reunidos en un logo llamado Pacto Histórico y Quintero, Carolina Corcho e Iván Cepeda, se inscribieron para correr en tal consulta -“interpartidista”-.
¿Cuáles son las grietas de esa decisión?
En X, Quintero defendía su participación con un tono combativo, criticando a la «izquierda miope y sectaria» que, según él, lo intentaba excluir. Pero sus publicaciones revelan que no había entendido qué había firmado y en qué se había metido: en agosto de 2025, amenazó con resetear al Pacto «desde adentro o desde afuera», sin entender que ya no lo podría hacer sino desde adentro, de acuerdo a la ley 1475. Petro, por su parte, aunque no hizo comentarios públicos, si dejó ver que estaba conforme con que se hiciera la consulta “interpartidista” y que Quintero era su candidato preferido porque le defendía pública e irrestrictamente.
Paso 2: Las mentiras sistemáticas, el sello de Quintero
Aquí entra el núcleo del problema: las mentiras. Quintero no es nuevo en esto; sus declaraciones han sido desmentidas repetidamente. En el contexto de la consulta, acumuló al menos cinco falsedades clave, que lo pintan como alguien que ignora la realidad para salvar su interés personalista o su imagen. Esto no es solo «política»; es un patrón que expertos ligan a decisiones alejadas de la ética y la ley.
1. Negó autorizar su inscripción por un partido: En octubre de 2025, Quintero publicó en X que «nunca autoricé» que lo inscribieran por los tres partidos del Pacto. Pero en una entrevista radial del 8 de octubre, admitió que se inscribió «no solo como Pacto Histórico, sino también por los tres partidos». Contradicción pura.
2. Acusó a la Registraduría de cambiar reglas caprichosamente: Dijo que el cambio en el tarjetón (incluyendo logos de partidos separados) fue un «capricho». Falso: fue una orden judicial del CNE del 4 de octubre, basada en que el Pacto no tenía personería unificada. Quintero aceptó el hecho y se inscribió para una consulta “interpartidista”.
3. Aseguró que podía ser candidato pese al retiro: Anunció su salida el 15 de octubre, diciendo que participaría en marzo de 2026, lo que es un imposible jurídico: al renunciar formalmente, se auto-inhabilitó para todo el ciclo electoral de 2026.
4. Confundió consulta partidista con interpartidista: Insistió en que se inscribió como Pacto unificado, pero admitió que fue por los tres partidos, sabiendo que el CNE lo trataría como “interpartidista”.
5. Dijo que participar en octubre lo inhabilitaba para marzo: participar no inhabilita para ser candidato presidencial; renunciar sí. Esto fue su excusa para salir, pero expertos lo llaman un «tiro en el pie».
Estas mentiras no son aisladas. En X, cuentas como @LuzMaSierra
(directora de El Colombiano) lo desmintieron directamente: «No es verdad Presidente. La consulta está caída… Que lo diga Daniel Quintero no significa nada». El CNE no se ha pronunciado directamente sobre el caso, pero sus decisiones anteriores si contradicen todas las falsedades de Petro y Quintero.
Paso 3: Las decisiones alejadas de las reglas jurídicas
La Ley 1475 de 2011 (Estatuto de la Oposición Política) es clara: una vez inscrita y consolidada la candidatura, no se puede renunciar sin inhabilidad para el mismo ciclo electoral (Artículo 7: «Quienes hubieren participado como precandidatos quedarán inhabilitados para inscribirse como candidatos en cualquier circunscripción… por partidos distintos»). Quintero ignoró esto al renunciar el 15 de octubre, argumentando «cambios de reglas» por el CNE.
La doctrina del CNE y la jurisprudencia (como fallos de tutela y del Tribunal Superior de Bogotá) exigen estabilidad en procesos electorales para evitar manipulaciones. Quintero pidió reimprimir tarjetones (rechazado por plazos perentorios), lo que podría generar detrimento patrimonial. Expertos como Alfonso Portela (exregistrador) y Alejandra Barrios (MOE) confirmaron: su retiro lo inhabilita para marzo y mayo de 2026. Solo ganando octubre podría competir, pero renunció.
En X, el @CeDemocratico celebró: «La salida de Quintero… para que no los robe». El concejal Daniel Briceño amenazó con acciones legales para que Quintero pague costos (más de 400 mil millones de pesos), citando la Ley 1475.
Paso 4: La personalidad detrás del caos
Quintero muestra un patrón: mentiras para victimizarse, decisiones impulsivas que ignoran las leyes, y acusaciones contra las instituciones (CNE, Registraduría) de hacerle «trampas». Esto encaja en un perfil de alguien que prioriza su ambición sobre las normas, similar a lo que críticos llaman «sociopático» en política: falta de empatía por el sistema democrático, manipulación y negación de hechos. No es diagnóstico médico, pero sus acciones (como cambiar relatos en entrevistas y X) lo confirman.
El corolario: Las defensas de la sociedad colombiana
Gracias a Dios, Colombia tiene instituciones como el CNE, la Registraduría y la MOE; medios de comunicación y una opinión pública alerta, que actúa como barrera contra la arbitrariedad. A pesar de elegir a Petro en 2022 –con similitudes en su estilo confrontacional y recurrentes acusaciones de irregularidades–, el país sabe del riesgo de repetir un gobierno de la izquierda. La inhabilidad de Quintero no es casual, fue un «tiro en el pie» autoimpuesto, lo que es un verdadero alivio para la sociedad colombiana.
En 2026 no tendremos sus derroches, mentiras y exabruptos porque esta vez la verdad y la ley prevalecieron sobre personalismos destructivos como los de Quintero y su banda corrupta. Colombia aprende de sus errores.
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