El arte   

Por Adriana M. Cardona López 

Dicen los que saben que el arte es pasión, es exceso, es rebeldía. El arte es estrambótico, excéntrico, extraordinario, incatalogable como lo dijo el crítico Sebastiam Smee y que hoy podemos comparar su afirmación con lo que estamos viviendo en el mundo.  

Como una obra artística en el lienzo se deslizan los acontecimientos mundiales; la deslealtad y las rupturas en las relaciones. El planeta se acomoda y unos cuantos quieren reducir la población e intentan   tenernos sin   identidad.  

El hombre de hoy cede a sus principios y se enrola en sus pasiones. Para lograr sus objetivos aparenta una falsa diplomacia y una educación que deberá ser mirada bajo otra óptica; pintaremos unos lentes nuevos para que sus caprichos no se conviertan en una fuente de hostilidad.  

Deslizando el pincel podríamos dibujar la vulnerabilidad de la clase política que representa el pueblo; que amenazan, venden, empeñan, trafican, regalan, explotan sus principios y valores por ganar ventaja; se alían sin recato alguno. Con el mismo pincel contaminan el lienzo y como los críticos del arte sin experiencia concluimos que dejan entrever sus conflictos internos y las ambivalencias con que se mueven.  

Los caprichos y rivalidades de la humanidad ponen en riesgo el ecosistema, la biodiversidad, la economía y que son problemas globales que ameritan un acto de reflexión. La crisis social se profundiza y la presión inflacionaria necesita de la ayuda del sector público y privado; las tensiones políticas se agudizan y las malas relaciones en el Mundo nos afectan.  

Para resolver la crisis económica pintaremos la luz que con su silencio les enseñará a construir una estrategia, un mecanismo útil, sólido, equilibrado y así podría obtener crecimiento económico el mundo de la mano de la cultura del respeto por lo verde.   

Y así  ésta maravillosa y silenciosa luz se le debe permitir entrar a los lugares más ocultos del lienzo y  observar y analizar la crisis económicas en el tiempo como fue los tulipanes de Holanda (año 1634), el dorado americano del año 1720, el martes negro de (1929), la crisis económica española del año (2008), la crisis argentina (el cacerolazo y corralito), la hiperinflación alemana (1921 y 1923), la crisis petrolera del año 1973, el lunes negro (1987), la crisis económica de México de 1994 (efecto tequila), la creación de las puntocom (2001) y la crisis financiera de Sri Lanka (año 2022).