Por Adriana M. Cardona López
Ayer conquistaste tu espacio y hoy te lo quieren arrebatar.
Tu experiencia en el bosque, en los andenes y jardines demuestran que alivianas el entorno visual y transformas el paisaje.
Eres generoso y hospedas a tus amigos sin distinción alguna; sin esperar nada a cambio.
Inclinas tus ramas sinónimo de libertad y calmas el ímpetu de la naturaleza cuando se pronuncia.
Aún no entienden que eres un organismo que guarda secretos que pocos conocen y que el envejecimiento es tu atractivo y así enaltece tu longevidad.
Te adaptas al cambio del clima y el hombre hace que la medida del tiempo sea cada vez más limitada. Ellos no quieren aceptar que tu envejecimiento no está programado y que tu ciclo natural es sinónimo de longevidad.
Tu sabiduría detiene el deterioro biológico y que tus años así lo demuestran.


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