Cada uno de nosotros puede aportar desde acciones concretas, cotidianas y algunas veces sencillas para recuperar el ambiente, pero serían más efectivas si se articulan con políticas públicas y acciones oficiales que superen los momentos de contingencia.
Cuando hay tensiones y asuntos por resolver, suele decirse que el ambiente está pesado. Lo singular, sin embargo, es que entre nosotros se volvió costumbre, no solo en la expresión cotidiana que tiene que ver con las desavenencias y una dificultad vernácula para resolverlas desde la palabra, sino además por el problema para respirar que nos impone un aire que ayudamos a contaminar todos, pero que no todos parecemos dispuestos a aportar para recuperar. (Lea la columna).
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