Por Horacio Toro
En una amigable y remunerada entrevista, el casi expresidente Iván Duque, se mostró muy orgulloso de su labor y describió al país como un lugar maravilloso donde impera el orden, la seguridad y el progreso.
Viéndolo y oyendo en ese cínico discurso donde no paraba de elogiarse, en una de sus afirmaciones que me causó mucha gracia, aseguró el mandatario que “cumplimos el 90% de nuestros compromisos” y lo dijo como si de verdad lo creyera. Nada más lejos de la verdad.
Es claro que don Iván no hizo un examen objetivo a sus 203 propuestas que presentó junto con doña Marta Lucía Ramírez. Cualquier examen seguro indicaría que el cumplimiento fue a la inversa de lo que dijo, es decir, que cumplió apenas con el 10%.
Iván Duque dejará huella como un mal presidente, un mandatario que hizo mal prácticamente todo, que ni siquiera pudo enterrar el proceso judicial de su jefe. A su cuenta están tantos desaciertos que son difíciles de condensar. Empeoró las relaciones con varios países, hizo ridículos internacionales propios de un papanatas y adentro de Colombia fue tan mediocre, que mantuvo casi todo su mandato con una aceptación cercana al 20%. Fue derrochón como el que más, la corrupción su insignia, pantallero, mentiroso profesional, enemigo de la paz y en lo demás, un solemne inútil.
En el cierre de su gobierno está siendo humillado al tener que entregarle el poder a su peor contradictor, al que intentó poner preso muchas veces y al que ahora tendrá que llamar señor presidente Gustavo Petro.
90% de cumplimiento, ¿quién le cree?
Más historias
Crónica # 864 del maestro Gardeazábal: en manos del Consejo Electoral
Las mujeres de la muerte
Los Susurros de Kico Becerra