Por Iván de J. Guzmán López
He sido muy crítico con el parlamento colombiano, en especial cuando se propagó a los cuatro vientos que su anterior mesa directiva, en las cabezas del liberal Andrés David Calle Aguas en la cámara y de Iván Leónidas Name Vásquez en el senado, habían recibido sobornos por mil y tres mil millones, respectivamente.
Con la llegada de un “viejo gallo” como el Conservador Efraín José Cepeda Sarabia, a la presidencia del Senado, el asunto fue a otro precio. A poco de poner sus glúteos en la silla presidencial, Cepeda Sarabia advirtió en tono serio y tajante: “Mientras presida el Senado, no seré solo un notario de las iniciativas del Gobierno en el Congreso”; y así ha sido: en solo dos meses de ejercer su investidura, desinfló el globo del fast track, no se tragó reformas como la laboral, de salud y de educación, y su criterio pesó mucho a la hora del hundimiento en las Comisiones Económicas del inflado Presupuesto general de la Nación, propuesto por el gobierno para 2025, por $523 billones, calculado sobre ingresos no seguros, pensando para ello en meterle la mano al ciudadano y a los empresarios, con otra reforma tributaria que el polémico ministro de Hacienda, disfraza con el rimbombante nombre de Ley de financiamiento, engendro que espera birlar a los colombianos en 12 billones de pesos, para continuar con el festín del despilfarro y la corrupción del gobierno Petro. Estoy seguro que un gallo viejo y capaz como Cepeda, jamás permitirá semejante despojo de un gobierno que juró y prometió en campaña, no sofocar al pueblo con más impuestos.
Este freno a lo que pasaba en el Congreso de Colombia, que tenía tardes en que más se parecía a un gallinero, encontró orden en un “gallo viejo” como Efraín Cepeda, a tal punto que tiene en jaque al gallo nuevo del partido Colombia Humana, que ahora parece inhumana en grado extremo dados los inconcebibles impuestos cargados a los colombianos. Esta “pelea de gallos”, trajo a mi memoria una curiosa fábula, que bastante agradezco a su autor:
“Un granjero sale de compras y regresa con un gallo joven para las gallinas del corral. El gallo joven mira a su alrededor, camina hasta donde está el gallo viejo y le dice: “Bueno viejo, llegó la hora de retirarte”.
El gallo viejo le dice: “Vamos, no me digas que tú vas a poder con todas estas gallinas. ¡Mírame a mí cómo me han dejado! ¿Por qué no me dejas aunque sea aquellas dos gallinas viejas que están en el rincón?”
Pero el gallo joven le contesta: “Piérdete viejo. ¡Tú ya estás acabado! y ahora soy yo quien está a cargo”. El gallo viejo, le contesta: “Hagamos una cosa, jovencito. Vamos a echar una carrera alrededor de la finca. El que gane se queda con el control absoluto del gallinero”.
El gallo joven se echa a reír y le dice: “Vamos, viejo, tú sabes muy bien que vas a perder. Pero para no ser injusto, te voy a dejar que salgas primero”. El gallo viejo arranca a correr. A los 15 segundos el gallo joven sale corriendo detrás de él. Le dan la vuelta al portal de la casa corriendo y el gallo joven cada vez está más cerca.
Ya está a sólo 5 metros detrás del gallo viejo y cada vez se le acerca más. De repente, dice la mujer del granjero: “Mira, viejo: el gallo joven anda persiguiendo al gallo viejo”. El granjero, enojado, saca su pistola y…, zas, mata al gallo joven, y dice:
“¡No puede ser!, es el tercer gallo maricón que me sale esta semana”.
Lamento el final del gallo joven, en la fábula, ¡por supuesto!
Creo que Colombia tiene esperanzas ciertas en un gallo viejo como Efraín Cepeda Sarabia, quien ha sido elegido para integrar el Senado de Colombia en ocho ocasiones consecutivas desde el año 1994 y, adicional a su feliz trabajo en la presidencia del Senado, fue quien tuvo la fuerza y el respeto por las bases, para sacar a su partido Conservador de la bancada de Gobierno, dándole un nuevo aire a un partido en trance difícil, gracias a personajes como el todopoderoso itaguiseño Carlos Andrés Trujillo, señalado de ser parte del escándalo de los carrotanques que llevarían agua al sediento pueblo de la Guajira, donde el protagonista es Olmedo López, exdirector de la UNGRD, personaje este que tuvo en su Alcaldía como secretario de Despacho en Itagüí, entre enero de 2012 y julio de 2013.
Con Cepeda Sarabia en la presidencia del Senado, un gallo curtido y guardián celoso de la Constitución, de la normatividad del Senado y la tarea de hacer control político en el congreso, dormimos tranquilos. Es el rey indiscutido del “gallinero”, desplumando sin contemplación a cualquier gallo “nuevo”, que se crea rey por obra y gracia de incautos o esperanzados electores, que lo único que han logrado con Petro, es desesperanza, pobreza y pérdida de institucionalidad e imagen internacional para Colombia.
Más historias
Las verdades de Javier Darío Restrepo
Con prevención y pedagogía, intervenido el corredor de Metroplús en Manrique
Más ruindades en el gobierno Petro