24 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Duque: ¿Ciego o arrogante?

“Los ciegos no pueden ver pero los arrogantes no quieren ver”

Por José León Jaramillo (foto)

El manejo responsable del Estado no tiene noches libres, ni fines de semana, ni días de descanso, pues la administración pública,  parafraseando al maestro Couture, es una ardua fatiga puesta al servicio de los colombianos.

Las soluciones a los grandes problemas nacionales como el del orden público, el de la carencia de justicia, de salud y de recursos que fortalezcan la hacienda pública, no llegan de la noche a la mañana y requieren del concurso de todos los colombianos, pues nada se logra únicamente con  lo caóticos esfuerzos individuales del gobierno, los que lamentablemente no siempre buscan el bien común.

Nuestros gobernantes no oyen a nadie, pues no quieren ni ver, ni oír a nadie sino adoptar las decisiones que su engreimiento o sus intereses inconfesables les dictan. Dicho con otras palabras, hacen lo que les da la gana con la cosa pública y punto, como que el país fuera de ellos.

Justicia.- Este gobierno primero nombró una ministra que, salvo a las politizadas Cortes, al parecer, no quiso oír a nadie; cometió varios errores de técnica legislativa, tampoco presentó un buen proyecto, ni tuvo buenas relaciones con el Congreso, rama que era la única que podía extenderle la mano para lograr sus objetivos y finalmente salió del cargo sin pena ni Gloria.  ¿Cuánto tiempo, esfuerzos y recursos se perdieron? Posteriormente nombró a otra que se las sabe todas y las que no se sabe, las tiene apuntadas; personaje que mira a todos los colombianos por encima del hombro y que considera que la justicia no requiere reforma alguna.  El Presidente quien no es experto en  materia punitiva asume partido por las posiciones demagógicas que puedan traerle el favor popular en contra del decir de los expertos en el tema (Consejo Superior de Política Criminal),  lo que es inadmisible. Mientras tanto, la justicia sigue de escándalo en escándalo, pues su politización es un hecho notorio. Con razón alguien dijo que “…la vanidad y la arrogancia son las armas del diablo…” 

En una palabra, no tenemos justicia pues igualmente es bien sabido que el sistema penal acusatorio fracasó rotundamente y que la oralidad, en lo civil, va por el mismo camino. El nuevo Código General de Proceso es un instrumento que dio al traste con el debido proceso de los colombianos, al fortalecer los abusos judiciales. Esta codificación incrementó la producción de sentencias dictadas a las volandas; es decir, de providencias de pésima calidad, pues no son meditadas suficientemente. El Código le  introdujo a la rama lo  que podríamos denominar el eficientismo judicial, que afecta y de qué manera a los usuarios, lo que de contera favorece a la corrupción.

El procedimiento pretende que los abogados evalúen los  testimonios  y presenten sus alegatos de conclusión sin pensar siquiera y de la manera más irresponsable posible, al exigirles hacerlo verbalmente en la misma audiencia en que se recepcionan aquellos, momento en el cual los jueces y magistrados ya tienen sus sentencias o, si se quiere, han fijado su posición, como que el tiempo que se les concede a los abogados para hacerlo no es suficiente, máxime cuando lo último que quieren oír esos jueces y magistrados es a los abogados, cuando, como se dijo, ya decidieron de fondo. Es más, los magistrados si es que asisten a esas audiencias lo hacen con toda la pereza del mundo, sin que podamos olvidar que para ellos, en las segundas instancias, es mamón tener que oír audios y en ello les asiste toda la razón.

Para el suscrito es irresponsable evaluar los testimonios o señalar los reparos concretos contra una sentencia, al interponer un recurso de apelación contra ésta, en la misma audiencia, sin haber meditado suficientemente en aquellos o en las decisiones y argumentos para enervarla, respectivamente; actuaciones que solo son prudentes si se realizan dentro de los 3 días siguientes u ojalá, en el caso de los reparos, cuando el expediente lo recepcione el superior. Ahora bien, si el sistema de grabación falla y se pierden los testimonios contenidos en la grabación, como ha sucedido, hay que reconstruirlos y si se vuelve a interrogar a los peritos o a los testigos estos suelen cambiar sus versiones, ya debidamente regañados por la parte interesada, como que puede acontecer que no se puedan recibir nuevamente siquiera, porque los testigos o el perito hubieren fallecido o desaparecido. Igualmente las decisiones se pierden sobre todo las de los tribunales, porque el sistema de conservación de audios no es el mejor.

Soluciones a todas esas problemáticas hay miles. En esta misma columna he propuesto varias que incrementan el trabajo de los abogados, pero que reducen considerablemente el de los jueces, ello habida consideración de que Colombia solo cuenta con 11 jueces por cada 100.000 habitantes cuando lo aconsejable, según la OCDE, es que tuviera 65 jueces por cada 100.000 habitantes, pero no hay, por parte de la rama o  del gobierno, quien evalúe ninguna de esas soluciones y por ello los colegios de abogados, ante tanta arrogancia, nada proponen.

HACIENDA.-  Cuando este gobierno inició su mandato bien pudo haber integrado un comité de sabios  en esta materia,  pues bien sabido es que el país cuenta con grandes economistas y tributaristas, con miras a presentar una buena reforma tributaria que además de  generar confianza inversionista, necesaria para promover la inversión nacional y extranjera,  introdujera mecanismos para evitar la evasión, sin generar la fuga de capitales, pero el gobierno decidió designar, más bien, como ministro a alguien muchísimo más  arrogante que Uribe y Duque juntos, para producir a la volandas una reforma inconveniente, pues de  un tajo pretendió llenar las arcas, lo que generó terror, fuga de capitales, la parálisis de la economía y el incremento de la criminalidad. ¿Cómo iba ese ministro a oír a otros colombianos, si  su ego, arrogancia y prepotencia no se lo permitían?.  Cuando veo su imagen en la prensa me recuerda a una empleada del servicio doméstico que cuando metía la pata no lo reconocía y para defenderse alegaba con las siguientes palabras: “Es que yo sabo mucho.”

El problema estriba en que no le vemos voluntad política a los gobiernos para que las cosas cambien, ni para encontrar soluciones, abriendo, por ejemplo, concursos de soluciones u oyendo a los colombianos.

COLETILLA.- ¿VARGASVIL A LA DUMA Y RISA LOCA AL CONCEJO?. Espero que sea un mal chiste, pues me resisto a creer que el Centro Democrático hubiere designado como su candidato a la Asamblea Departamental de Antioquia a Crisanto Vargas (Vargasvil). La Duma y los antioqueños merecemos respeto. ¿De cuándo acá Vargasvil conoce los problemas del departamento o tienen experiencia legislativa? No falta sino que el Centro Democrático reemplace a María Paulina Aguinaga Lezcano con Risa Loca, como su concejal estrella. El GEA lo apoyaría, sin vacilar. ¿Uribe, ciego o arrogante? ¡Acabemos con el país!