
Fue una mujer dulce, amante de su familia y encariñada con la naturaleza. Víctima como la que más de los horrores de la guerra de nuestra patria, perdió su libertad cuando fue secuestrada en su entrañable finca de “Musinga Grande” en Frontino un 29 de septiembre de 1983 por un grupo subversivo y liberada cuatro meses y diez días después en las cercanías del municipio de Urrao. Tiempo que fue obligada a caminar por selvas y parajes agrestes e invivibles para el ser humano.
Templó más su espíritu; acrecentó al máximo su amor a Colombia; enseñó con su dolor a los suyos el valor de la paz y la no violencia y padeció los rigores de una guerra cruel y despiadada. Igualmente, víctima de la guerra cuando ve secuestrar y posteriormente asesinar a su hijo, el entonces gobernador de Antioquia Doctor Guillermo Gaviria Correa, por otro grupo ilegal.
Más lágrimas derramadas por una mujer buena y luchadora, por una mujer que creía en el futuro de su patria, por una mujer siempre aferrada a una Colombia no violenta. Víctima cuando vio señalar injustamente a su esposo de actos ajenos a su proceder recto y señorial, por otros actores de la guerra.
Doña Adela había nacido por circunstancias de la vida en algún municipio del Cauca, pero siempre ella y los suyos consideraron al bello municipio de Uramita, en Antioquia, su tierra natal. Vivió muchos años en Frontino, donde conoció a su esposo, el doctor Guillermo Gaviria Echeverri, inolvidable hacedor de empresas y líder antioqueño.
De ese ejemplar hogar nacieron: Guillermo, Aníbal, León Toné, Jorge Julián, Irene, Sofía, Adelaida y Pedro Sergio. Hogar que ha entregado a Colombia dos gobernadores de Antioquia, una senadora de la República, dos directores de un periódico regional y varios empresarios.
Después de una vida activa, de amor a los suyos y a su gente, de creatividad y de ternura, doña Adela Correa de Gaviria entregó su vida al Hacedor este 13 de julio, en medio del cariño y afecto de los suyos.
EL REVERBERO DE JUAN PAZ se solidariza con sus hijos, con sus nietos y con todos sus amigos y para doña Adela espera paz en su tumba. Que Dios la tenga a su lado.
Comunicado de su familia
La familia Gaviria Correa lamenta informar el fallecimiento de su madre, Adela Correa de Gaviria, ocurrido este 13 de julio de 2024.
Nuestra madre, abuela y bisabuela nació el 23 de julio de 1929 y 32 años después se casó con el ingeniero y empresario Guillermo Gaviria Echeverri, con quien conformó una familia de ocho hijos: Guillermo, León Toné, Jorge Julián, Adelaida, Aníbal, Sofía Alejandra, Irene y Pedro Sergio. Nuestra familia la componen también quince nietos y tres biznietos.
Madre que nos permitió ser libres. Nuestro hermano Guillermo, gobernador de Antioquia, le escribió en medio de su secuestro entre los caminos de Caicedo y Urrao, los mismos que nuestra madre también se había visto obligada a transitar sin libertad 20 años atrás:
“Madre, he tenido tiempo de recordar mi infancia y al hacerlo me pregunto cómo ustedes nos permitían hacer todo lo que hacíamos (…) Una gran libertad, una inmensa confianza, que seguramente fue moldeando nuestra vida”.
Madre, ejemplo de fortaleza. Su dulzura y delicadeza hacían más sorprendente en ella esta virtud que fue el pilar que sostenía a la familia, y a muchos en Antioquia, su tierra amada. También desde el cautiverio le escribió Guillermo:
“El Roble (así llamábamos a nuestro padre) que resistió todos los embates del tiempo y contra el cual chocaron siempre las amenazas y peligros de nuestra vida fuiste tú, madre adorada”.
También nuestro hermano Aníbal, alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia, en su libro “Cartas a mi hermano”, una recopilación epistolar que ha tenido con Guillermo desde su homicidio, escribió la carta “Adela, nuestra fortaleza”. La solidaridad de los caicedeños y urraeños, la vida de la Noviolencia, las injusticias soportadas por la familia fueron referencias necesarias:
“En la mirada, en las palabras de nuestra madre, se revela la fortaleza que ha demostrado en los momentos en que a nuestra familia le han arrebatado la libertad; en que han puesto en juego nuestras esperanzas”.
Madre, convencida del valor de servir. El riesgo del servicio público, el sufrimiento en los secuestros por la guerrilla o en las injusticias del Estado, estaban presentes en su vida diaria. Arredrarse no era lo suyo, así lo describió Aníbal:
“Acompañar nuestra voluntad de servir, respetar nuestras decisiones, fortalecernos cuando nos enfrentamos a los peores momentos, son los regalos que nos entrega día tras día. Los recibimos sus hijos y los ofrece con su maravillosa generosidad.”
Madre nuestra, madre de todos. Muchos más allá de la familia sintieron su amor de madre. En Caicedo y Urrao sus habitantes se declararon públicamente sus hijos. A ellos siempre los acompañó a conmemorar unidos la memoria de Guillermo. En 2022, la corporación Videpaz le entregó la condecoración Godoya antioquensis, creada en homenaje a los defensores de la Noviolencia.
En el discurso que llamaron “Adela Correa de Gaviria, la fuerza del amor” rescataron esos rasgos de su ser que nos quedan como huella profunda y ejemplo:
“Conjura las ausencias de los seres que ha amado confiando en la eternidad de la vida; pensando, ideando, escribiendo, su sueño de formas de justicia que no dañen físicamente al ofensor, que den paz duradera al ofendido. Y hace que otros superen esos dolores cuando les ofrece el abrazo cálido para seguir recorriendo con enorme solidaridad y gran voluntad, el camino de la Noviolencia”.
Amante de la libertad, símbolo de generosidad, amoroso corazón que acogió a todos, pilar de familia y de sociedad, habita en la memoria y en los corazones de todos los que hoy sólo podemos rendirle un homenaje de gratitud.
Invitamos a las exequias de nuestra madre, las cuales se cumplirán el lunes 15 de julio, a las 3 P.M. en la Catedral Basílica Metropolitana de Medellín.

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