19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Digitalizar las escuelas: una prioridad para el buen futuro de la Generación 8G

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. 

https://paideianueva.blogspot.com/

La realidad universal en la que vivimos ha llevado a un clamor generalizado sobre la formación, de niños y jóvenes, acorde con los nuevos contextos. Pero, ha sido un clamor recorrido de inacción y abierta indiferencia. Existen las personas que exigen volver a la educación del pasado. Al analizar la pertinaz presencia de añejos procesos formativos escolares, hoy se puede volver a insistir en procesos educativos innovadores con la necesaria digitalización de las instituciones educativas de todos los niveles.

Afirmar que es necesario digitalizar ya las escuelas, es una necesaria aseveración con claridad contundente. Pero, a la vez, es necesario considerar las opciones que tenemos para alcanzar este propósito, dada la variedad de obstáculos y las actitudes negativas de muchos frente a las tecnologías en general y, en particular, a las digitales. Sabemos que, con alguna razón fundada, para algunos ciudadanos en general, padres de familia y muchos maestros, la digitalización es un asunto demasiado complejo para ellos.

Se ha configurado así un ambiente que ha obstaculizado la opción de coadyuvar a qué niños y jóvenes en las escuelas puedan tener acceso a los recursos de formación que, liderados por maestros cualificados en el uso pedagógico de las herramientas informáticas, puedan contribuir a alcanzar logros educativos apropiados para las nuevas realidades que ellos viven hoy en el mundo. Se cuenta con la ventaja de que los estudiantes, en general, están dispuestos a incorporarse al mundo de las tecnologías disruptivas más avanzadas, muestran interés en ellas y alcanzan a vislumbrar las potencialidades que tienen para su desarrollo personal, social y, con seguridad, para su vida laboral en el mundo futuro. A este hecho, se agrega que también hay un número creciente de maestros que entienden el poder transformador, que en sus propias prácticas pedagógicas tienen las diversas herramientas informáticas, a las que a ellos tienen acceso o que desean tenerlas como recursos para la enseñanza y para el fomento de altos logros formativos.

Es preciso entender que digitalizar la escuela, no significa llenarla de computadores y variedad amplia de herramientas informáticas. Se trata, más bien, como se ha reconocido, de la creación de modelos escolares disruptivos en dónde las herramientas digitales sean apoyo de primer orden para alcanzar los más altos fines formativos que tiene la escuela,  fines que hoy requieren actualización  para alcanzar correspondencia con las exigencias de la ciudadanía digital global, de la vida democrática y pacífica, del cuidado de la naturaleza, así como de los requerimientos del muy cambiante mundo laboral.

El mundo del trabajo impone hoy a las personas muy nuevas y exigentes condiciones de formación, como ciudadanos y trabajadores.  Entre ellas están:  el desarrollo de conocimientos y habilidades en los campos de las ciencias, las tecnologías, de actitudes y valores personales, sociales, y éticos, que de modo amplio, a manera de paraguas englobador, se han agrupado alrededor de las seis «Comunicación, Creatividad, pensamiento Crítico y Cooperación, Comprensión significativa de ciencias, tecnologías, artes y culturas, y  Conductas éticas.

El modelo reconocerá que los alumnos conforman la llamada generación «8G», que en escrito anterior caractericé como los niños y jóvenes, quienes ahora y hacia su futuro enfrentan ocho grandes desafíos: 1. Destrucción ambiental y sexta extinción masiva de especies. 2. Control de sus vidas por avanzadas redes neuronales y de la inteligencia artificial (con la anulación de la inteligencia humana tradicional y la eliminación de la libertad de pensamiento y de acción) 3. Gobiernos totalitarios y anulación de las democracias. 4. Surgimiento de nuevas pandemias. 5. Peligros de guerras nucleares y ciberguerras. 6. Control por poderosas organizaciones de la información propia, en especial de la más valiosa, la del ADN. 7. Construcción de una nueva identidad antropológica en lugar de llegar a ser «cíborgs» sumisos y esclavos digitales y 8. Mantenimiento y preservación de los valores humanos esenciales e incorporación creativa de nuevos.

Importa cesar de emplear la desgastada frase de que es necesario mejorar la calidad de la educación. Esto no se logra con reiterados discursos o anotaciones en los medios de comunicación, señalando a los maestros como chivos expiatorios. Será evidente a todos que los nuevos y disruptivos fines formativos exigen variar las muy impropias concepciones de la calidad de la educación vigentes hoy. Usualmente, esa inútil prédica toma como base de dicha calidad a pruebas de Estado mal elaboradas, sin pertinencia para la formación requerida hoy y muy poco del conjunto de los nuevos aprendizajes, de las seis habilidades «C» señaladas arriba, la pertinencia para la generación «8G» y las exigencias de la revolución industrial vigente.

Se  requiere apoyo estatal y ciudadano  para  promover y respaldar la digitalización de las escuelas e impulsar  los cambios en las estrategias de enseñanza que emplean hoy los maestros, así como la creación de novedosos ambientes escolares en los que se promuevan los nuevos aprendizajes; cambios que enfatizarán el aprendizaje adaptado a las reales condiciones que afectan y se viven en la sociedad,  a los desarrollos en el mundo del trabajo, a la variedad de los contenidos, a las condiciones y  circunstancias personales  de los alumnos; todo lo cual que lleva a la promoción  de los aprendizajes prescriptivo,  adaptativo, flexible, situado  e individualizado. A ello se suma la también necesaria vigencia del trabajo interdisciplinario, liderado por grupos de maestros, formados para escuelas digitalizadas, alrededor de explícitas metas formativas de los más altos niveles. (https://rb.gy/zjrtfd). 

Se presentará, ante las propuestas  innovadoras,  la resistencia de algunos, así como  el desasosiego y frustración de otros, ya que una digitalización de las escuelas  exige fuerte inversión  económica en la formación de los maestros y directivos escolares y  en  tecnologías e infraestructura  en el ya muy mal financiado servicio educativo; hechos que se agrava por la  necesidad de actualización y renovación de equipos y variedad de aplicaciones informáticas frente  la rápida obsolescencia de unos y otros. Son esas otras realidades que dificultan la pronta digitalización de las escuelas.

Si la digitalización permea todas las facetas de la vida, es necesaria una recualificación de los maestros alrededor de las nuevas tecnologías disruptivas con sus innovadoras dimensiones pedagógicas para el aprendizaje y la enseñanza en ambientes múltiples, interactivos y digitalizados. Las instituciones que forman maestros, Normales y Facultades de Educación (con insistencia, deben ser Facultades del Aprendizaje) requieren profunda reestructuración para que el personal directivo y  los profesores adquieran los conocimientos y habilidades necesarias para la enseñanza y el aprendizaje en las  escuelas, signadas por la digitalización del siglo XXI. Los procesos, liderados por los gobiernos, como las licencias (de funcionamiento de programas académicos o registros calificados) y acreditación de alta calidad, requieren incorporar, so pena de estar «actualizándose» para el pasado, los criterios de innovación de los enfoques pedagógicos y demás acciones conexas al empleo de recursos digitales para la enseñanza, el aprendizaje y la gestión de los procesos educativos. (https://rb.gy/fieuva)

Conviene resaltar una ventaja para las olvidadas y abandonadas escuelas rurales. Con la digitalización, se les podría facilitar el acceso a los mejores recursos para la formación escolar y para poder trabajar en proyectos cooperativos entre escuelas rurales, entre éstas y las  urbanas, o con otras alrededor del mundo. Se podrían transformar los deteriorados ambientes de aprendizaje. Esta digitalización requiere, obviamente, el adecuado financiamiento estatal y que, entre otros beneficios, los estudiantes y maestros tengan acceso gratuito permanente a Internet, al software apropiado y a los recursos de información que requieran la variedad de proyectos educativos de aprendizaje. Se podría asegurar, para los olvidados sectores rurales, el cumplimiento y la garantía del derecho fundamental a una educación de calidad para todos, superar el tradicional aislamiento y la exclusión, así como acrecentar las oportunidades de incorporación productiva a la sociedad y al ejercicio pleno de la ciudadanía nacional y global.