25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

¿Dictadura? Sí hombre, dictadura

Por Jaime Jaramillo Panesso

Desde hace muchos siglos se discute la filosofía política la existencia de un tipo de gobierno que denominamos dictadura. Ella consiste en el carácter de un individuo que, mediante trucos militares o políticos, ejerce presión sobre la población de un país y utiliza la prensa, la milicia y todo tipo de violencia para obtener poder. El dictador pretende aplastar las fuerzas políticas que son adversas y en consecuencia puede ser omnímodo.

La dictadura es una figura de hondo calado que la ciencia política estudia presta a confusión inclusive.

En el largo devenir de la política, la dictadura aparece como incluida en las formas democráticas para su clara exposición.

Hizo parte de las decisiones del pueblo de Atenas reunido en el foro de denuncias. Igual ocurría en Esparta. En Roma y en las ciudades-estado que contribuyeron a la consolidación del derecho positivo, la dictadura era una forma aplicable para dar seguridad en una sociedad democrática, aunque esta fuese una de las etapas de un sistema fundamental para la convivencia, puesto que la democracia no es un sistema de gobierno, sino el mejor método para la justicia, la paz y la edificación del estado.

La democracia no es inmune a los ataques clandestinos o abiertos de sus enemigos. El anarquismo inicia la violencia política hacia comienzos del siglo XIX impulsando una corriente que perdió su batalla encarnizada contra la doliente rusa de los Romanov.

Las democracias están amenazadas desde las manifestaciones de locura heredadas de Pierre Proudhon, Mijail Bakunin y Piotr Kropotkin. Los comunistas originarios tenían en su programa la violencia como principio de acción para tomar el poder.

Cuando luego aparecen los partidos comunistas con el alumbramiento de los pensadores y activistas, como Marx, Engels, Lenin, Trotski, Mao, Rosa Luxemburgo, Gramci y otros esforzados militantes de la izquierda, pretenden alcanzar el poder en distintos sitios del mundo y bien que lo logran en Rusia, China y otros países; el instrumento de la lucha de clases es estimulado por la internacionalización de la violencia, por la lucha de clases, por “la dictadura del proletariado” aunque solo sea “la dictadura de un líder militarista”. Dos principios esenciales coadyuvan a la violencia: “el internacionalismo proletario” y su promesa de partido único.

Colombia la dictadura ha sido eliminada en su posible gestión pues ha cambiado por la norma constitucional del “estado de sitio”, es decir que existe la norma que permite la legítima violencia del estado cuando se deslizan sombras sobre la democracia y sus instituciones.

La dictadura deja de ser cuando la historia consagra el control y la manera de ejercerla. Luego el estado de sitio es reglamentado por la ley desapareciendo la dictadura. A su vez, la dictadura desaparece y estado de sitio es reemplazado por el “estado de excepción”.

Si no existiera el estado de excepción, el gobernante caería en autoritarismo, despotismo, fascismo, tiranía, comunismo, situación que nos llevaría a ubicarnos en la izquierda. Por los acontecimientos actuales, hay periodistas y abogados de vinagrosa prosa que señalan al presidente Duque como un aspirante a dictador por el hecho de endurecer la mano hacia los gamines universitarios, los guerrilleros del ELN y los traficantes del Golfo. Se trata de utilizar la caricatura y la palabra para desconceptuar no solo al presidente, sino al Estado que es la aspiración de la izquierda mefítica. Está la humanidad en las lides de sobrevivir y sumar los partidos, las religiones, las organizaciones científicas y académicas. No obstante, hay corrientes y personalidades que van más allá y descubren que existe el centro en todo el conflicto. Entre lo negro y lo blanco hay matices grises racionalistas y menos endurecidos por la fatiga intelectual.