18 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Desplazados y desplazamientos

Descripción: escritor

Por Darío Ruiz Gómez 

Un funcionario de pelo largo en tirabuzones y barba anuncia en el Noticias Uno de la noche que el número de desplazados desde la firma del Acuerdo de Paz Santos-Timochenko hasta el día de hoy es de un millón de personas.

Sí, un millón de desplazados cuyos rostros y peripecias se han escrupulosamente encargado los diferentes medios de comunicación de ocultarnos, de describir la proporción de esta tragedia humana. O sea que a los seis millones de desplazados durante más de dos décadas admitidos por las Farc, hay que agregar este millón de nuevos desplazados y los que aumentan diariamente mientras Las Disidencias y el ELN se disputan las rutas del narcotráfico.

Recordamos aún la imagen del niño sirio ahogado mientras escapaba con su familia del terror del Califato y del sanguinario Bashar al-Ássad.

Las imágenes de los desplazados en diferentes guerras y bajo diferentes situaciones se han convertido en la imagen más definitoria de nuestra época cumpliéndose de este modo lo señalado por algunos pensadores al indicar que el Siglo XX supone un retroceso frente a las conquistas de la Ilustración, una caída en el irracionalismo más crudo, en la justificación a nombre de supuestos principios políticos de la desaparición de las libertades individuales.

Las familias han sido destrozadas, en la sociedad que huye se produce el desarraigo y la caída en las redes de la prostitución, en la delincuencia. Hay en Ecuador, Perú, Chile otras Colombias representadas por millones de desplazados por la violencia guerrillera. Y desde los años 50 existe en Venezuela otra Colombia que debió huir de las masacres, de las tropelías causadas por las distintas formas de violencia a que los colombianos hemos sido sometidos.

El desplazamiento forzoso de poblaciones enteras ha trastornado el desarrollo de las ciudades, las fronteras de los territorios, la geopolítica. El desplazado(a) plantea entonces una pregunta sobre la condición humana que una sociedad no puede de modo alguno soslayar. ¿No es el desplazamiento forzoso un delito de Lesa Humanidad cuya práctica debe desaparecer de inmediato como premisa en unas Conversaciones de Paz? ¿Cuál es la dimensión existencial del desarraigo forzoso?

¿Qué supone entonces que la pregonada Paz de los acuerdos de Santos -Timochenko sea en realidad   una agria mentira tal como lo demuestra esta ofensiva cifra de desplazados que han sido abandonados y cuyo drama es banalizado? ¿Quiénes están ocupando las tierras sagradas de las cuales han sido despojadas las familias campesinas, indígenas que ahora mismo continúan huyendo?

Es aquí donde el abandono de los desplazados se convierte mediante las argucias de falsos Defensores en una victimización colectiva mediante la cual se suplanta su verdadera identidad por la imagen inventada de unos espectros al uso de los dueños de la violencia.

Los acuerdos se firmaron el 23 de Julio de 2016 es decir hace siete años de manera dígame usted señor Magistrado(a), Juez o Jueza, Inspector, periodista, Arzobispos de la Paz, alfabetos, cuántas almas han sido y son desplazados violentamente cada día? ¿Cuántas vidas han desaparecido sin que se tenga noticia alguna de su suerte mientras la ceguera moral nos ha convertido en una sociedad mediocre a la altura de nuestros gobernantes?

Es una cifra que horroriza ya que bajo nuestra complicidad continúa aumentando el número de desplazados tal como lo vemos en el Cauca, en el Vaupés, en el Vichada mientras los grupos criminales piden “un poco más de tiempo para sentarse a conversar de Paz”, lo que me recuerda aquella famosa orden de un Militarote a uno de sus oficiales –versión de mi memoria- durante la Guerra de los Mil Días. “Siga fusilando mientras le llega la orden para hacerlo”.