28 septiembre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Definiciones políticas

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Por Darío Ruiz Gómez 

¿Mi criterio y conocimiento sobre la política dónde me situarían hoy? Para mis desconocidos y conocidos enemigos lo más fácil para deshacerse de Darío Ruiz Gómez ha sido llamarlo con tono enfático un “H.P uribista” o un maldito derechista. Y chao, liquidado del todo tal como efectivamente me ha pasado con los escritores pertenecientes a la llamada extrema izquierda, quienes simbólicamente desde hace mucho decretaron mi muerte literaria. Violencia simbólica como la describe Pierre Bourdieu.

Como veo en los noticieros continúa la discusión sobre los “Partidos Políticos” que han conformado el núcleo más cerrado de defensores del presidente Petro, el Pacto Histórico, Comunes, Colombia Humana negándole a este último la Corte Electoral su fusión con el Pacto Histórico, lo cual constituye un acierto ya que si hasta ahora aparecieron fusionados lo ha sido por una jugada electoral ya que radicalmente son contrarios.

El Partido Comunista, Polo Democrático y Unión Patriótica aparecen como Partidos autónomos cuando son en realidad el Partido Comunista, lo contrario políticamente a un Partido Frankestein como la Colombia Humana rescoldo del M19 lleno de oportunistas y corruptos.

El Partido Verde donde aparecen Iván Cepeda y Gloria Ramírez entre otros militantes de siempre del Partido Comunista ha sido el disfraz en las estrategias del comunismo criollo para negar su verdadera identidad.

Ahora veo que el profesor Heraclio Landinez y David Racero, acusado este último de corrupción,  pretenden que la Corte Electoral valide su Partido Fantasma “Progresista” así por las buenas, sin rendir cuentas de su ineficacia, de no haber propuesto nada en beneficio de la ciudadanía y como el resto de estos Partidos sin un programa político que los defina. Y encima el Partido Político de Roy Barrera.

Preguntarse entonces por lo que a estas alturas supone la aparición de estos Partidos es tener en cuenta la necesidad de impedir que persistan estas triquiñuelas a través de cuya práctica ha aumentado  la inseguridad, el dominio de los violentos, y lo único que puede estar asegurado es el aumento del sueldo de estos supuestos representantes de un pueblo que la mayoría de ellos desconoce

La crítica de la política debe señalar estos peligros que la indolencia deja convertir en costumbre, permitiendo que se imponga la indiferencia. Contar con una perspectiva sobre los acontecimientos es evitar que sigamos cerrando los ojos ante los efectos del terrorismo que hasta el momento no ha contado con la sanción debida. Fragmentarse en grupúsculos es la estrategia utilizada por estos movimientos con el fin de continuar en el Congreso, el Senado, las Corporaciones públicas como representantes de minorías inexistentes. Y sobre todo bajo rótulos mentirosos como “progresistas” cuando lo que han demostrado – no dejo de repetirlo- durante este gobierno es exactamente lo contrario a la responsabilidad de rescatar la salud, la educación, los territorios y sobre todo de devolver a la izquierda el rigor intelectual que le dieron las izquierdas históricas en Colombia.

No podemos transigir con la recocha donde el Presidente de una nación en el recinto de la ONU se transformó en un peleador calllejero enarbolando la bandera roja y negra de las jornadas de tierra arrasada bajo las cuales miles de españoles y sus familias fueron ejecutados y el terror robespierriano mostró una insania que ha manchado para siempre la vida y obra de Bolívar. Hacerle frente con los argumentos de la democracia a este intento de utilizar el poder político como encubierta arma de terror, es la misión de quienes aún creen en los valores de la civilización.