15 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

¿De verdad podrá haber unión en Colombia?

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Ricardo Correa

Por Ricardo Correa Robledo 

Cuando Miguel Uribe Turbay sufrió el atentado que finalmente le costó la vida, hubo dos imágenes que me golpearon tremendamente: la primera fue el hecho mismo del acto de violencia, ver cómo la bala penetraba la parte posterior de su cabeza, mientras él hablaba al público que lo escuchaba, su total indefensión se manifestaba como una absoluta inocencia. La segunda fue ver una foto suya con su hijo y evidenciar la ruptura de esa relación de absoluto amor entre ambos.

Pasados los días otro evento me impresionó sobremanera: la abundante presencia de mensajes en las redes sociales burlándose de la víctima de este acto criminal, inventando teorías de autoatentado, disminuyendo la imagen de Miguel Uribe, todo en una falta indignante de calidad humana y compasión. Los mensajes venían de activistas de la izquierda y defensores a ultranza del gobierno Petro. Una persona que conozco, amable y servicial en el trato, para mi desconcierto, hacía parte de este coro ‘mala leche’.

También fue evidente la pobre manifestación de solidaridad de políticos de izquierda ante este evento, unas palabras de labios para afuera, pero nada más. Y justo ahora que muere el senador Uribe, qué falta de altura la del presidente Petro, que con cualquier pretexto nos ‘embute’ alocuciones presidenciales, pero no ha tenido la dignidad de hacer una, ahora sí necesaria, para honrar a Miguel Uribe.

Paso a hacer una pregunta incómoda ¿Si un mismo evento tuviera signos políticos contrarios habría una reacción distinta? Estoy seguro que no. Si el senador muerto fuera de izquierda, de los más odiados por la derecha, todo sería igual: sus copartidarios lo llorarían, sus enemigos estarían indiferentes o complacidos, y también los influencers, youtubers, tuiteros y demás opinadores contemporáneos, pero esta vez contrarios, harían chistes infames y comentarios rencorosos llenos de hiel. Ya ha sido así en el pasado.

El arte tiene la virtud de iluminar situaciones que la mente lógica y discursiva no es capaz. Justo dos obras de arte vinieron a mi mente a raíz de esta doble tragedia: la muerte de Miguel Uribe y la absoluta falta de entendimiento entre facciones más que adversarias, enemigas. La película libanesa de 2011 ‘¿A dónde vamos ahora? Dirigida por Nadine Labaki y que muestra cómo en un pequeño pueblo los musulmanes y cristianos conviven en medio de tensiones. La situación del país se vuelve más hostil y violenta, y finalmente alguien en el pueblo es asesinado, el joven cristiano Nassin.

Solo hay un cementerio y los rivales musulmanes no quieren permitir el entierro de un cristiano. Pero surge la valentía y sabiduría de las mujeres: las musulmanas se visten como cristianas y las cristianas como musulmanas, y ellas en comunión lideran el acto espiritual de enterrar a Nassin.

La socióloga colombiana Nancy Guevara, radicada en Nueva York, escribió recientemente un tremendo guion para cine, que ojalá se convierta en película: ‘El llamado de la montaña’, Carmen, la protagonista, es una aguerrida luchadora liberal en la década del 40, belicosa y pugnaz, pero que con el tiempo comprende que la violencia daña a todos. Como es una virtuosa cantante soprano, a partir de su nuevo entendimiento espiritual, decide dedicar su tiempo a cantarle a los muertos tanto liberales como conservadores, recorriendo los cementerios de los pueblos.

Mientras no seamos capaces de sentir tristeza y pesar por los muertos ajenos, nada cambiará y no habrá unión.