19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

De la sedición al terrorismo

Dario Ruiz

Por Darío Ruiz Gómez 

De verdad que no daba crédito a mis ojos cuando leí el Twitter de Gustavo Bolívar en que solicitaba a los militantes de la “Colombia Humana” abrir una cuenta bancaria para ayudar a la llamada “Primera línea” a contar con nuevos escudos, nuevos objetos contundentes en su lucha diaria contra el Esmad y la policía; según su información ya se han recibido cien millones destinados a reforzar ese grupo de choque. 

Primera línea de fanáticos adoctrinados severamente y caracterizados por su rudeza y capacidad para crear finalmente toda clase de desórdenes, saqueos. Esto que yo sepa es armar un grupo paramilitar lo cual constituye un grave delito severamente castigado por nuestro Código Penal pero ignorado por nuestros jueces. Pero la cosa no para ahí y después de escuchar y leer el Twitter de la Concejala de este mismo movimiento insinuando que en las ambulancias se estarían desplazando policías y armas mi escándalo aumentó hasta la estupefacción al leer el titular de “El Espectador” que daba como cierto este Twitter. Después de inmediato la chusma exaltada – olvidando sus jefes los acuerdos de Ginebra- detuvo a dieciséis ambulancias, golpeó a sus conductores y al abrir la puerta trasera de los vehículos comprobó que ningún policía, ningún armamento se escondía. Estas proclamas incendiarias constituyen “enaltecimiento del terrorismo” ya que el terrorismo es no sólo una acción de violencia física sino precisamente la exaltación de ésta por parte de un civil, un político, una publicación.  

Recuerdo el caso de un dirigente del grupo terrorista ETA quien después de cumplir una larga condena por el delito de terrorismo, en las puertas de la cárcel cuando ya marchaba hacia la libertad inesperadamente ante la pregunta de un periodista por esa banda criminal la alabó justificándola. De inmediato fue devuelto a la cárcel acusado de “enaltecimiento del terrorismo”. 

En países como Estados Unidos, Canadá, Alemania, Italia, Francia y España donde el terrorismo del yihadismo o de las bandas de fanáticos fundamentalistas aterrorizó – y aterroriza aún- a la población civil a través de sangrientos atentados y la muerte de muchos inocentes en su intento de “destruir el Estado” a la “Sociedad burguesa” las penas que los castigan son muy severas.  

La permisividad de la justicia colombiana ante estas conductas que incitan a la agresión contra la ciudadanía y la propiedad privada carece de justificación ya que el hacerse dóciles ante ellas solamente servirá para que indefinidamente se prolongue el asalto calculado de los violentos – la “guerra híbrida”- contra el derecho de la ciudadanía a vivir en paz, a circular libremente por sus territorios. 

Por otra parte nuestra  justicia nos está demostrando su incapacidad para lograr entender las transformaciones profundas que se han dado en la sociedad moderna y contemporánea ante  las radicales  modificaciones  geopolíticas que se han establecido a partir de las mutaciones de los movimientos terroristas, del radicalismo yihadista,  del  nuevo populismo, de las nuevas estrategias de erosión social llevadas a cabo a través de las redes  sociales, de plataformas digitales con consignas subliminales tan corrosivas como una agresión bélica y recurriendo a unos nuevos códigos para despistar a la justicia tratando de reducir las agresiones a una simple noticia del día. 

¿Recuerdan nuestros estudiantes de Derecho la definición de sedición? “Levantamiento de un grupo de personas con el fin de derrotar el orden vigente”. 

Por sedición condenó la Justicia a duras penas de prisión a los altos mandos del nacionalismo catalán que se levantaron con violencia reconocida contra el Estado español.  

¿Cuál ha sido el pronunciamiento del llamado Comité Nacional del Paro y de los Partidos de la Oposición ante los cortes de carretera, los ataque -169- a las Misiones Médicas, el asesinato de dos bebés, de dos policías, el asedio por hambre a las ciudades, destrucción de alcaldías y hospitales, el terror sobre la población civil desatada por la delincuencia organizada y algunos grupos guerrilleros, la incitación pérfida de odio a “los ricos”?  

Recordemos de nuevo con Giovanni Sartóri que “la tolerancia no debe extenderse a los intolerantes” lo que plantea que a ningún pelagatos se lo puede elevar a la condición de interlocutor y mucho menos darle representatividad a nombre de un sector social. 

En nuestro caso lo que la justicia debe hacer de inmediato, tal como lo piden hoy muchos demandantes, es siguiendo en ello los parámetros de la justicia universal, juzgar a quien ha propiciado esas formas de sedición y terrorismo colocándolas como un argumento negociable.