Nadie pone en duda que el gobierno trata de acertar. Pero eso no significa que las medidas adoptadas sean las pertinentes.
Que no llamen cuarentena inteligente al atropello selectivo. Un simple razonamiento: los menores y los mal llamados «abuelitos» vivimos en las mismas casas donde viven los millones de personas autorizadas para salir.
Tendremos el honor ser contagiados por la propia familia!!!!. Alguien decía que entre la maldad y la estupidez es preferible la maldad porque a veces descansa!!!
La cuarentena selectiva discrimina a los ya discriminados, golpea a los ya golpeados, pero es más dañina aún la cuarentena de neuronas de la mediocridad que nos gobierna. Porque esa parálisis cerebral atropella a más gente todavía.
Tenemos dos estados paralelos. Los gobiernos solo sirven al estado formal, al de las élites políticas y económicas. El otro estado, el de los maltratados, el de los olvidados, el de los informales, el de los que ni siquiera tienen un lugar en la dignidad, solo existe para para ser sujeto de ridículas políticas asistencialistas o para votar.
Suele ocurrir que los que saben no mandan y los que mandan no saben. Pero hay una variante tropical, la tapa del congolo: los que ni saben, ni mandan pero figuran.
La indignidad total: ejecutar los designios de otros. A los «abuelitos» atropellados nos queda el recurso de la desobediencia.
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