Colombia atraviesa un golpe silencioso, pero profundo: el desfinanciamiento progresivo del deporte en todos sus niveles.
En solo tres años, el presupuesto del Ministerio del Deporte pasará de $1,3 billones en 2023 a apenas $312 mil millones en 2026. Una reducción de más del 75 % que compromete seriamente el futuro del talento colombiano.
Desde siempre, ser deportista en Colombia ha sido un camino cuesta arriba. Familias que madrugan, que ajustan sus rutinas, que hacen rifas, venden tamales y se endeudan para que sus hijos puedan representar con dignidad al país. Pero hoy, esa dificultad se agrava: ya no hay respaldo estatal suficiente ni siquiera para lo más básico.
Luis Guillermo Patiño, exsecretario de Educación de Medellín, advierte:
“Este desfinanciamiento no solo corta sueños. Desestructura proyectos de vida. El deporte es una estrategia de protección, inclusión y movilidad social que no podemos abandonar”.
Patiño, que ha impulsado políticas públicas centradas en la juventud, recuerda que detrás de cada medalla hay años de esfuerzo colectivo, y detrás de cada deportista hay una historia que merece ser contada… y respaldada.
El llamado es urgente:
Si el Estado no invierte en el deporte, no solo pierde talento: pone en riesgo el tejido social. El país necesita más que discursos de orgullo; necesita decisiones coherentes con sus jóvenes.


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