
Por Javier Hoyos Arboleda
La situación económica internacional ha estado marcada por las políticas del presidente Trump.
Los fuertes incrementos en los aranceles, particularmente para países asiáticos generaron alta incertidumbre, ya que los aranceles eran modificados, aplazados o aumentados, incluso cerca de las fechas previstas para su entrada en vigencia.
Esta situación llevó a muchos países a optar por negociaciones bilaterales para definir sus relaciones comerciales.
Estados Unidos enfrenta actualmente un alto nivel de endeudamiento, así como elevados déficits fiscal y comercial. Las recientes decisiones en materia arancelaria parecen responder más a consideraciones políticas, desde luego con implicaciones económicas, orientadas a recuperar el liderazgo mundial o a contener el crecimiento de China, cuya economía se basa fuertemente en las exportaciones.
En todo caso, los analistas coinciden en que una guerra comercial basada en aranceles podría conducir a una contracción del comercio global, al frenar las exportaciones e incrementar los costos de bienes importados. Esto, a su vez, podría generar mayores presiones inflacionarias y afectar negativamente el consumo, la inversión y, en última instancia, el crecimiento económico.
En su última actualización de abril, el Fondo Monetario Internacional estimó un crecimiento del 3,3% para el 2024 y del 2,8% para 2025, frente al 3,3% previsto anteriormente. El Banco Mundial no ha actualizado sus estimativos, por lo que se mantiene en 2,7% para el 2025. La OCDE, por su parte, redujo su proyección de crecimiento mundial del 3,3% al 3,1% para el 2025.
El Producto Interno Bruto de Colombia creció el 2,7% en el primer trimestre del 2025, siendo el mayor crecimiento trimestral desde que está el presidente Petro.
Del lado de la oferta, tres sectores mostraron crecimientos negativos: la construcción, -3,5%; el sector de explotación de minas y canteras, -5%; y el suministro de electricidad, gas y agua, -1,2%.
Los de mayor crecimiento fueron las actividades artísticas, de entretenimiento y de recreación,15,5%, le siguió el sector agropecuario, 7,1%; el comercio, 3,9%; y la administración pública, 3,5%. Del lado de la demanda, el consumo de los hogares creció 3,8% y el del gobierno 4,3%.
La inversión se expandió en un 8,3%, las exportaciones crecieron un 2,4% y las importaciones un 11,9%. Recordamos que desde el segundo semestre del 2024 se vienen registrando buenos precios del café y aumento en las remesas.
El valor de la cosecha cafetera en el primer trimestre del 2025 creció 190%, y las remesas en el mismo periodo 22%. Además, la moderación, aunque leve, en la inflación y en las tasas de interés han estimulado la demanda de crédito y el consumo.
Por el contrario, durante el primer trimestre del 2025 los precios del petróleo y del carbón fueron menores a los de igual periodo del 2024.
El país sigue enfrentando varias preocupaciones. La primera es la polarización que impulsa el gobierno, lo cual genera incertidumbre a la actividad productiva. La segunda, el desconocimiento de las decisiones del Congreso y el mal trato a los congresistas. En tercer lugar, el frente fiscal sigue en cuidados intensivos, como lo señala el Comité de la Regla Fiscal, los recaudos no crecen según lo esperado, mientras que los gastos requieren recortes significativos, y el encarecimiento en las condiciones de financiación de la deuda agrava la situación. La cuarta preocupación es el deterioro de los servicios de salud y de las finanzas del sector eléctrico, propiciados por el gobierno.
A lo anterior se suma la situación de inseguridad y las implicaciones que puedan tener para el país los acercamientos del gobierno de Petro con el gobierno chino, frente a los cuales Estados Unidos ya comenzó a pronunciarse de manera negativa. (Lea el boletín).
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