19 abril, 2024

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Crónicas # 53 del enchuspado maestro Gardeazábal: La monja olvidada

@eljodario

Desde hace unos días la prensa europea viene registrando que en Mali, un país africano que parece contar con el apoyo militar y económico de Francia, se vienen presentando enfrentamientos entre los seguidores de Al Qaeda y los furiosos militantes del Ejército Islámico.

Los sitios donde se están señalando estas batallas fanáticas son los mismos que en febrero del 2017 estuvimos revisando para saber más en detalle en cuál territorio de ese país había sido secuestrada la  monja colombiana Sor Gloria Cecilia Narváez Argote.

Aunque se supondría que unos y otros están identificados en la ley islámica y ejercen el terrorismo por igual, los del EI tienen una interpretación extremadamente radical de los textos religiosos y considera a los miembros de Al Qaeda como un grupo de apóstatas. Y como ya lo hemos comprobado, son crueles y despiadados con sus enemigos y con sus rehenes.

Sor Gloria Narvaéz es una religiosa franciscana de María Inmaculada y cuya casa matriz es la de Maridiaz en Pasto.

Ya va a cumplir 60 años y ha pasado las tres cuartas partes de su vida ejerciendo como misionera, educando y curando a los niños enfermos y desnutridos de países africanos tan poco desarrollados como Mali.

Desde cuando fue secuestrada aquel 7 de febrero del 2017 solo se han recibido tres videos de supervivencia, el último al finalizar el 2018.

En uno de ellos sor Gloria le pedía al papa Francisco, que estaba a punto de llegar a Colombia, que intercediera por ella y que buscara una negociación para salvar su vida y continuar desarrollando sus labores en favor de la humanidad.

Que se sepa, el papa argentino, como los obispos colombianos lo único que han hecho en público es decir que elevan sus oraciones por el pronto regreso sana y salva de la monja pastusa.

De parte de la cancillería colombiana es muy poco lo que han hecho. La monja se les olvidó hace mucho. Ni los embajadores colombianos en Francia y en la Unesco y en la ONU. Ni las autoridades francesas, tan unidas a ese país africano, han tomado a pecho el caso de la monja olvidada.

El Vaticano si hizo alguna gestión en el pasado, ya no la volvió a hacer. Para ellos sor Gloria es una monja olvidada. Como lo es para el embajador de Colombia ante la Santa Sede y para tanta ONG de derechos humanos que no han intercedido ante ningún organismo internacional ni ante el gobierno colombiano para que medie en el rescate de la monja franciscana.

Esta semana, cuando los diarios europeos, los italianos especialmente, resaltaron la vuelta a Roma de la voluntaria Silvia Romano, secuestrada en Kenia durante 17 meses, ese país tan azotado por la peste se levantó en su dolor para aplaudir al primer ministro Conte por haber logrado la liberación.

Ojalá alguien pueda hacer algo igual por la monja olvidada en el Vaticano o en la Casa de Nariño.

Y ojalá también sor Gloria en su soledad esté recordando las palabras que nos repetía aquella monja suizo alemana, la Madre Delfina, quien fue su superiora perenne en Maridiaz y mi inolvidable profesora en el colegio de las franciscanas en Tuluá: “la vida es de los valientes, la muerte de los débiles”.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal