24 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 94 del maestro Gardeazabal: El último día de belcebú

@eljodario 

Hoy es el último día de la presidencia de Donald Trump, el mandatario norteamericano que le ha hecho tanto daño al mundo y a su país durante 4 años. Capacitado para hacer el mal. Urgido tan solo por la ambición de ganar siempre, se le olvidó que perder también era una opción. Analizado hasta el desprecio por muchos de quienes fueron su círculo de poder, mañana sale de la Casa Blanca sin reconocer jamás que el señor Biden le ganó y, como tal, rubricará su patanería negándose a asistir a la ceremonia en las gradas del capitolio. 

Muchos hurgadores del submundo de la capital del imperio gringo piensan que estas 24 horas que faltan para que Trump deje la presidencia pueden todavía ser perturbadas por la malignidad de ese engendro demoníaco que el mundo tuvo que aguantarse los últimos 48 meses. 

La histeria que produce el terror que se apoderó de muchísimos norteamericanos después del 6 de enero, cuando las turbamultas de Trump se tomaron el Capitolio incitados por los agresivos mensajes instigadores que él emitía como presidente, invitando a marchar por la Avenida Pensilvania hasta llegar al Capitolio de Washington, los han llevado a tomar medidas de espanto para que al nuevo presidente no le vaya a pasar nada. Pero como el pánico todo lo puede doblegar, gentes del FBI examinan desde el sábado pasado todos los antecedentes de los soldados y miembros de la Guardia Nacional que estarán presentes en la ceremonia pues temen, con muchas razones, que la división creada políticamente por Trump ha llegado a las filas de sus fuerzas armadas y un conato desde el interior puede ser una de las últimas jugadas del demonio rubio. 

El país que fue capaz de idolatrar a MacArthur porque derrotó al Japón y de llevar a Eisenhower a la presidencia por haber sido el jefe de sus soldados en la guerra que le ganaron a los nazis y los fascistas, ha preferido favorecer desde entonces la neutralidad de sus fuerzas armadas hasta el punto de que hoy nos preguntamos muchos en el mundo cual verdadero papel jugará en estas horas o en los días por venir. 

Biden tomará posesión mañana sin ser aclamado por las multitudes y temiendo por poquito el abucheo de los partidarios de Trump que insisten, y quizás insistirán, en que les robaron las elecciones. Les tocará entonces rescatar la fe en el proceso democrático y no agrietarla más, convirtiendo al belcebú que hasta hoy gobierna, en el mártir que sus frenéticos seguidores necesitan.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.