24 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 7 del maestro Gardeazábal: Las cámaras podridas

@eljodario

No voy a hablar ni de las cámaras de seguridad que han dejado de funcionar en tantas ciudades ni de los paquetones de nuevas que están llegando milagrosamente en esta pandemia, cuando no hay ni habrá plata.

Voy a volver a hablar de las Cámaras de Comercio. De las que en pomposa agremiación preside Julián Domínguez y en las que ya nos habíamos detenido hace unos días y advertido lo que finalmente pasaría.

No son manzanas podridas, como lo dice el señor Domínguez desde Confecámaras. Son cuatro poderosas Cámaras de Comercio que dejan ver que el problema de pronto no sea puntual, sino que es cada vez más comprobadamente estructural. Como tal,  entonces, esta coyuntura creada por la Superintendencia de Industria y Comercio al ponerles oficialmente lupa pública a sus actuaciones debe aprovecharse para por medio de un proyecto de ley, impulsado por la misma Superintendencia y el Ministerio de Comercio, realizar una poda y una oxigenación de esas instituciones que fueron guía y luz de un país por muchas décadas pero que ahora corren el peligro de convertirse, por un lado o por el otro, en lo que han quedado vestidas las Cámaras de Comercio de Pereira, Montería, Villavicencio y Cúcuta, hasta ahora.

Es la hora de que esos híbridos públicos/privados que dirigían el progreso de las comarcas o vuelvan a ser totalmente privadas y a dar fe de las actividades comerciales de las empresas e individuos que se dedican a las distintas actuaciones productivas o sean unas dependencias como las notarías, que tienen control del estado, pero son integradas por concursos públicos respetables y respetados no por el dedo mágico del gobierno central o de los votos amarrados de la politiquería pueblerina. No se puede insistir más en tolerar que las Cámaras se hayan vuelto feudos de camarillas caducas y que sus recursos sean usados para fines por lo menos discutibles. Si van a ser entes promotores de desarrollo, deben tener límites hasta donde puedan llegar, Si van a ser notarios de la actividad comercial, deben ser fundamento para estadísticas valiosas y emprendedoras no cortinas para disimular gastos y pagarles gustos a sus directivas haciéndolos aparecer como estudios. Y si van a ser ordenadores de las actividades comerciales, industriales y financieras en ciudades y departamentos deben ser integradas por quienes asumen su servicio responsablemente como entes públicos y no como lo son hoy, que ni son de res ni son de cerdo, pero como son las dos cosas tienen gran tendencia a podrirse.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.