@eljodario
Los gobernadores del país, en su última reunión bimensual, le propusieron a la nación que, en las elecciones de octubre, donde se eligen sus reemplazos, nos preguntaran a todos los electores si Colombia quiere o no cambiar de esquema constitucional y pasa a ser un estado federal, como Estados Unidos, Brasil o Argentina.
La propuesta, como casi todo lo que dicen los gobernadores, ha caído en el vacío, pero no por ello deja de ser interesante y dadas las circunstancias del cambio que se promueve desde el ejecutivo para casi todos los órdenes, valdría la pena considerarla.
Colombia es un país de regiones. La Constitución debería darle entonces una estructura acorde con su realidad, que en 2023 no es la que captó Rafael Núñez en 1886.
Colombia es un país con variados, diferentes y muy respetables caracteres temperamentales que le han dado muy activos modos de comportamiento al progreso y al empeño futuros. Una Constitución Federal recogería esa verdad de puño.
Colombia, también, es un país desequilibrado geopolítica y administrativamente y con la disculpa de la figura de la multiplicidad de departamentos hemos ahondado la brecha entre las regiones pobres y ricas porque esa división departamental dejó a muchos completamente desnutridos. Una Constitución Federal replantearía el esquema y daría opción a disminuir vertiginosamente la desigualdad.
Votar entonces en octubre por una Colombia Federal es igual a lo que hicimos en 1990 cuando con la séptima papeleta se impuso la Constituyente. El voto popular es superior al concepto del Congreso. Imponer la convocatoria de la Constituyente Federal en esa votación acorta trámites y abre ideas.
Es la hora. Y no debemos tenerle miedo a la balcanización con que nos asustó el federalismo del siglo 19 porque dizque causaba muchas guerras si ahora, por no tener visión de la realidad, no nos caben las guerritas ni se acaban las que seguimos librando y en vez de tener un estado fuerte se lo estamos entregando a las bandas urbanas.
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