19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 543 del maestro Gardeazabal: Vargas Lleras alcalde

@eljodario 

Por encima de los fastidios que genere su permanente deslizamiento por los vericuetos de la política y la actitud de repudio que a veces consigue con sus malabarismos, nadie puede negar que el senador Roy Barreras, hoy presidente del Senado, es un animal político dotado de ojo avizor y de infinita astucia.  

En ejercicio de esas cualidades, y advirtiendo que podría levantar ampollas dentro de la secta cada vez más intransigente y más dividida de sus compañeros del Pacto Histórico, el domingo pasado, apenas leyó la columna que Vargas Lleras publicó en El Tiempo sobre el bloqueo vial que se hace sobre Bogotá por falta de obras de empuje que le permitan ingresar o salir de sus límites distritales, Roy alumbró con su odiada pero casi siempre ventajosa lamparita y propuso que el gran candidato para ser alcalde de Bogotá en las elecciones del año entrante es el exvicepresidente de Colombia. 

La propuesta puede haber caído como una bomba tanto en los cenáculos donde se mueven Gustavo Bolívar y los aspirantes a ser candidatos en su calidad de amigos de Petro, como entre los que promueven las viejas castas políticas bogotanas porque desbarata ilusiones y plantea realidades obviando la división entre los gobiernistas y los antigobiernistas y, porque además se vuelve una diana de aviso a la alcaldesa Claudia López de que el Pacto le va a bombardear sus deseos de montar quien le suceda.  

Pero si miramos en toda su magnitud la propuesta y a más de abonarle el impacto político, identificamos las cualidades y defectos de Vargas Lleras como candidato a la alcaldía de la capital, son más las bondades en el papel que las capitalizaciones que de sus defectos pueda hacerse.  

Vargas es un bogotano fututo. Conoce muy bien su ciudad. La ha pensado y le hemos oído plantear soluciones brillantes.  

 

maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.

Probablemente terminaría siendo un candidato de unidad y pese a su rudo temperamento conseguiría apaciguar el clima de polarización que va creciendo por estos días y llegaría a su culmen en las elecciones de octubre del año entrante.