19 abril, 2024

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Crónica # 51 del enchuspado maestro Gardeazábal: La era de Onan

@eljodario

La Biblia habla de Onan, el cuñado de Tamar, la viuda de su hermano.

Como en los crucigramas de la ley judía el hijo que tuvieran sería heredero del hermano muerto, Onan, para evitar preñar a Tamar, eyaculaba sobre la tierra.

Por derramar su semilla, los doctos judíos de entonces lo condenaron a muerte.

Cuando los católicos leyeron en la edad media ese pasaje bíblico lo tomaron como una condena contra la masturbación y crearon en alguno de esos concilios el pecado de Onán. De allí tomó noción metafórica el deseo de masturbarse y se le llamó “onanismo”.

Por estos días de peste, cuando ya hay un convencimiento de que los tocamientos previos a una relación sexual y el mismo coito con quien no sea su pareja permanente puede llevar al contagio del corona virus 19, los sexólogos que ahora tienen tribuna periodística o digital están recomendando la masturbación para evadir la peste maligna.

El hecho de que la semana anterior un grupo de científicos chinos demostraron que el corona virus también está contenido en el semen de los infectados, ha complicado el asunto aún más y el pánico comienza a ser igual al generado por el VIH en sus comienzos neoyorquinos.

Por miedo nos están inculcando que o se consiga pareja permanente o se caiga en el onanismo.

Obviamente la más antigua profesión del mundo, la que cobra o paga por gozar realizando el acto sexual, está también peligrando.

Hombres y mujeres que viven de ofrecer y brindar el amor, van a ser subsumidos por el onanismo y los videos por internet como excitadores.

Y como son las actividades sexuales las que han dado nombre hacia el futuro a los grandes períodos de la humanidad, es muy probable que esta nueva era que está a punto de comenzar con el revolcón económico postpandemia, será la Era de Onán.

En esta nueva era no solo no habrá sexo entre quienes no sean pareja y no podrá existir la prostitución sino que los videos y la tecnología sustituirán además el turismo internacional por el altísimo costo que tendrán los pasajes aéreos (los aviones de 180 pasajeros solo podrían cagar 60 como máximo) y el turismo en bus doméstico podría ser sometido a las mismas restricciones.

En otras palabras el negocio del futuro serán los carros particulares, las carreteras para ellos, no los aviones ni los aeropuertos.

Tampoco serán negocio las putas y los escorts, pero se inventarán más viviendas cómodas para parejas y las colas no serán para sentarse en los restaurantes sino para recoger, como en Macdonalds, la comida deseada y llevársela a la casa mientras los drones reemplazan a los rapids.

Es la era de Onan, donde ya no volveremos a estrecharnos las manos ni a darnos abrazos. Los besos no serán públicos y la verbalización cada vez más escasa.

Todo nos lo diremos por el Smart mientras hombres y mujeres usamos los cinco dedos de la mano para satisfacernos sexualmente.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal