25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 494 del maestro Gardeazábal: la chispa del kilovatio

@eljodario 

Estamos jugando con candela. Estamos permitiendo que el precio del kilovatio llegue a tal nivel que finalmente resulte siendo la chispa que encienda este polvorín de desigualdades en que ha ido terminando convertido el país.  

Muchos escriben sobre las razones por las cuales el kilovatio ha resultado estar más atacado por la inflación que los alimentos, los cuales dejamos de producir para importar bien caros y con el dólar a más de 4 mil pesos. 

 Varios comentaristas le achacan la culpa al traslado a los usuarios de las pérdidas y equivocaciones de las electrificadoras.  

El gobierno de Petro parece tener entre ceja y ceja a la CREG como la culpable y dicen que está a punto de intervenirla porque son ellos los reguladores de las tarifas.  

Lo cierto es que la abundancia de los insumos con los cuales se fabrica la energía no permite disculpas en este momento para justificar el alza desmedida. Las exageradas alzas en los recibos de las dos distribuidoras de energía en la Costa Atlántica son atribuibles, pero no justificables, a la mala negociación que hizo el gobierno anterior con los nuevos operadores, arrastrando las pérdidas que venían produciéndose desde hace décadas con otros dueños. Pero nadie justifica las alzas en Nariño o en Bogotá y si bien no han sido tan elevadas como las de la Costa y el Valle, se van acumulando mes a mes mientras las represas están llenas, las hidroeléctricas no pagan por el agua y las termoeléctricas no están funcionando sino tímidamente porque hay exceso de producción hídrica.  

El país no se puede apagar de la noche a la mañana, pero vamos a llegar a tal punto que las ciudades no van a encender sus bombillas. Y si insisten en seguir organizando las marchas nacionales del 26 de septiembre para protestar por el desorden gubernamental, podemos estar convirtiendo a los kilovatios en la mecha que haga explotar la reprimida sensación que se siente en todos los hogares.  

No es gratuito achacarle al gobernante la reducción en la dieta alimenticia en cada familia, las casas oscuras o sin bombillos y el recorte en otros gastos fundamentales para poder pagar el recibo de la energía antes de que lleguen los garosos a suspender el servicio por falta de pago.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.