20 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 45 del enchuspado maestro Gardeazábal: Buscando salidas

@eljodario

Mientras en Colombia nos divertimos viendo la batalla suicida entre la alcaldesa de Bogotá y el jefe de la tribu, pocos estudian el futuro.

Mientras nos bombardean con tuiters alabando o criticando la recia oposición de la alcaldesa a las determinaciones de la Casa de Nariño, el brujo greñudo de la tribu insiste en repetirnos que quien manda es su jefe y ni siquiera al Comité Gremial que mangonea el Gobierno se reúne para pensar en el terrible mañana.

A ese paso entonces nos va a coger el 11 de mayo con todo el mundo en la calle (menos los tan queridos abuelitos que cuidan con afecto discriminatorio y estigmatizante).

Y en materia de previsión de cómo salir del atolladero económico donde nos metió esta crisis mundial, apenas si se plantea en tímidas intervenciones del señor Carrasquilla.

El musita sobre otra emergencia social y otra serie de decretos tan insulsos seguramente como los protocolos que se han pasado redactando pero que nadie leyó y mucho menos hubo quien los cumpliera.

En contraste radical, en Holanda un grupo de intelectuales han propuesto un nuevo modelo económico que nos arropará o al menos a obligar a cambiar nuestras estructuras decimonónicas en materia monetaria y financiera.

Proponen ellos, primero, que se cambie el enfoque de la economía sobre la base del PIB para pasar a una que tenga en cuenta salud, educación, sectores públicos críticos y energías limpias.

Segundo, que se construya una estructura económica basada en la redistribución y que, como tal, se imponga una renta básica universal que todo habitante de un país recibirá de su gobierno y la que se repartirá con una clasificación como el Sisben que nosotros tenemos en Colombia. Para ello se castigarán impositivamente el lucro, la riqueza y los ingresos.

Tercero, que se transforme la agricultura a productiva y regeneradora basada en la conservación y la diversidad y se deje de hacerlo mirando solo su  rentabilidad.

Cuarto, que se reduzca el consumo y especialmente los viajes. Que se aliente el consumo necesario, los viajes básicos no los turísticos y todo dentro de un ámbito de sustentabilidad y satisfacción.

Y, por último, que se condonen las deudas, tanto la de los países del “sur global” como las de los dueños de pequeños negocios.

No sabe uno si en Colombia los economistas asumirán esa propuesta y si don Luis Carlos Sarmiento y el GEA y los Gillinsky darán permiso para que el gobernante la ejecute.

Pero si se acomoda a la realidad nacional, al flujo de dólares que aunque nos dé pena mete a las buenas o a las malas el narcotráfico y, sobre todo si volvemos a comer lo que producimos y no lo que importamos, tal vez hasta terminemos siendo ejemplo.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.