28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 41 del maestro Gardeazábal: Sí se puede

@eljodario

A raíz de mi crónica de hace unos días sobre la posibilidad de que ante el recrudecimiento de la peste y de la renovación de los confinamientos y desbarajustes se volviera a cometer el error de mandar a estudiar a los escolares y universitarios a distancia sin verificar cuántos poseen un computador y una línea de datos barata a la mano, han aparecido oyentes y lectores con ideas o experiencias en sus entornos que pueden ser imitados por otros entes territoriales u orientados y hasta conducidos por el Ministerio de Educación y la pomposa gerencia para el covid 19. Las hay de todo tipo. Trato de resumirlas en la esperanza de que alguien con acceso al poder establecido (y tan celosamente protegido) las tome de la mano y las lleve a feliz término.

El ejemplo más destacado es el de la Universidad de Nariño. Me dice su rector Carlos Solarte Portilla que ellos, desde cuando se suprimieron las clases presenciales y se fueron a las virtuales, abrieron un cupo especial para financiar con rentas propias la conectividad a las líneas de datos y por el sistema de comodato facilitan los computadores a los alumnos que demostraran fácilmente con la declaración de renta de sus padres su imposibilidad de adquirirlos. Si eso lo hicieran todas las universidades en vez de andar pregonando la teoría populista de matrícula sin costo, que llevará muy probablemente a que las universidades privadas se vean a gatas o que la clientela estudiantil les deserte, la formación teleuniversitaria sería una verdadera redención. De la misma manera me sugieren oyentes desde las emisoras de Urabá donde retrasmiten estas crónicas y desde el Distrito de Aguablanca el profesor Angulo que la fórmula para optimizar las clases lejos de las aulas de las escuelas y colegios en barriadas pobres de las grandes ciudades o en poblados de escasos ingresos es usando el censo escolar y, desde allí calcular los hogares que necesitarían computador y línea de datos accesible y, a través del Departamento de Prosperidad Social, adquirir el mayor número de computadores para repartir ya sea regalados o también en comodato. Pero la más curiosa es la de don Lucio, un boyacense mayor de 86 años, quien me sigue desde la época de la Luciérnaga, y detalla cómo Rojas Pinilla logró que la televisión llegara a los hogares poniendo en venta televisores a muy bajo precio en el Banco Popular, donde también financiaban a todo el que tenía su cuenta de ahorros para poderlo respaldar en la compra. Ideas y soluciones debe haber muchas más para muy colombianamente salir del pantano. Lo que falta es voluntad y garra y atrevimiento, por supuesto.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal