28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 308 del maestro Gardeazabal: Occidente y Pardo Llada

@eljodario 

La semana pasada el diario Occidente celebró sus 60 años con pompa y circunstancias no muy debidas. Dada la generosidad de sus dueños actuales, esta crónica de  cada día se republica allí y por eso, pero sobre todo porque fue en ese periódico donde comencé mi carrera de columnista, me hubiese gustado haberles acompañado, pero como no voy a donde no me invitan, no pude comprobar personalmente que en momento alguno de esa fiesta se hizo historia y por ende no se mencionó el nombre de quien durante casi tres décadas alimentó con su verbo y su controvertida genialidad el trascender de ese periódico y desde allí el ímpetu de Cali  y sus gentes: José Pardo Llada. 

Haciendo primero una columna de página entera con párrafos cortos al estilo del que montaban en la revista Bohemia de su natal Cuba y después dando alaridos con su dejo caribeño enmarcado en los sones de la Guantanamera, instauró un programa radial todas las tardes a la 1, que llamó igual que su columna en Occidente: “Mirador”. Con el apoyo de don Alvaro H Caicedo, su dueño de entonces, los jueves se tomaba cuatro u ocho páginas del diario para mostrar las rotundas formas de las mujeres caleñas, grandes, caderonas y tetonas, como las que gustaban en los cabarets de La Habana. Al lado de esas fotos comenzó a montar las grandes campañas cívicas, se volvió fanático del Deportivo Cali y hasta trajo a Mark Spitz, el medallista olímpico, para inaugurar una poceta en la escuelita de Terrón Colorado que también había levantado desde su columna y su micrófono. Llegó a ser director de Occidente pero vendía tantos ejemplares diarios que tuvieron que devolverlo a su columna porque resultaba más caro editar los miles de diarios extras que él era capaz de vender sobradamente que pagarlos con los avisos que se conseguían. Patrocinó bailarines y nos metió la salsa por los ojos hasta que convenció a Cali que era la capital mundial de esa música. Se metió a la política y fundó el Movimiento Cívico que se convirtió en un gran fenómeno de masas pero lo llevó finalmente al declive como periodista pero no como ser humano, capaz hasta de haberme perdonado a mí que escribiera una novela sobre su funambulesca existencia. 

Fueron casi 30 años de Pardo Llada haciendo a Cali desde Occidente, mirando a la ciudad que lo acogió con más cariño que muchos nacidos en ella. 

Quizás fue demasiado lo que hizo por Cali desde el periódico Occidente. Por eso, tal vez, lo olvidaron en la celebración de los 60 años.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.