19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 274 del maestro Gardeazabal: Guasapeando

@eljodario 

El colapso cibernético durante casi 8 horas que sufrimos ayer en todo el mundo los dos mil millones de usuarios que tiene el” Guasap”, y los no sé cuántos que poseen entre Face e Instagram, puede hacer pensar muchas cosas, desde graves hasta risibles. 

Independiente de las disculpas mentirosas del multimillonario Mark Zuckeberg, dueño del imperio comunicador, y uno de los nuevos dueños del mundo, la verdad es que lo que presenciamos ayer antes que nada fue la comprobación fehaciente de la dependencia y el dominio que la humanidad sufre de parte de los algoritmos que manejan Facebok por un lado y Microsoft por el otro, aunque el daño cibernético solo lo sufrió la empresa del señor Zuckeberg y no la que controla Bill Gates. 

Ayer sentimos que nos habíamos acostumbrado de tal manera a comunicarnos por el “guasap”, ya fuera para no tener que usar el tradicional y ya caduco correo de Gmail o el de mensajería del mismo Facebook, que al no tener el hilo conductor del mensaje instantáneo escrito, o del audio grabado para escapar del diálogo verbalizado que nos permiten todavía los celulares a dos mil millones de usuarios, pero se nos despertó la imaginación o el terror por las dificultades que comenzamos a experimentar.  

Yo, por ejemplo, que traslado a casi tres millares esta crónica diaria abusando del guasap y que puedo, luego de grabarla en spreaker, colgarla de la pared pública de face, me tuve que poner a revisar archivos de cuando la mandaba por gmail usando la mensajería costosa del mailchimp, tratando al menos de revivirla.  

Pero lo que sí tengo que confesar es que pese a todo lo que he denunciado sobre la esclavitud en que hemos quedado con Facebook y Twitter e Instagram y Gmail, la circunstancia de sentirme sin ellos me llevó imaginariamente a la situación de la ciencia ficción con la que viven amenazándonos si llega a estallar una dizque llamarada solar y nos quedamos una semana sin electricidad y sin internet.  

No fueron sino 8 horas que tal vez no nos sirvan de experiencia porque desde anoche mismo estábamos otra vez usando el teclado, dándole adaptación lingüística y verbal al nuevo vocablo que a ningún algoritmo afortunadamente se le habría ocurrido: guasapeando.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.