20 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 219 del maestro Gardeazabal: Las camas antisexo

@eljodario 

Lo último que le faltaba a este mundo enloquecido sucedió. No les bastó con convertir la seducción en acoso. No fue suficiente con reconstruir la historia tumbando estatuas. Se necesitaba algo más que el haber prohibido los ritos funerarios para que no se contagiara el covid. Los japoneses, tan apegados a su manera de ser diferentes, pero seguramente obedeciendo las órdenes de los dueños del nuevo orden mundial, patrocinadores de alguna manera del espectáculo deportivo, han decidido que los atletas que se alojen en la Villa Olímpica de los Juegos que se inician esta semana no puedan tener sexo en las camas donde dormirán mientras compiten.  

Han dotado a todos los atletas de los distintos países del mundo de camas de cartón que solo resisten el peso de una persona y no de dos, pero no para que ellas pudieran ser desechables sino exactamente, y así lo dijeron al presentarlas, para que los atletas no tengan sexo durante el período de competiciones.  

Por supuesto eso hace parte de la oleada moralista que invade al mundo y que alientan los dueños del nuevo orden mundial con su censura en las redes. Es una medida que viola la intimidad con tanta ridiculez como los vestidos y corsés de la edad media que impedían a las mujeres tener sexo con quien no tuviera la llave del candado. Es un monumento a la estupidez con que se quiere imponer en el deporte la idea conspirativa de que es muy grande el daño que causa en el rendimiento de los atletas el acto sexual antes de una competencia.  

Estamos dando reversa con el mismo celo con que andan prohibiendo en redes publicaciones que puedan pervertir el orden que han ido imponiendo, o sancionando con el silencio a quienes insistan a través de ellas en anunciar que existen formas diferentes de enfrentar la pandemia o censurando a quienes con sus comentarios siembren la duda sobre los procedimientos que los dueños han acordado que deben regir al mundo del futuro, conectado al internet y organizado por los algoritmos, no por la voluble pero libérrima mente humana. 

No sé cómo se la inventarán los deportistas para refrenar los ímpetus sexuales que puedan tener cuando andan tan ligeros de ropas, siempre convencidos que las barreras de los idiomas no son freno para ser felices haciendo el amor. Tampoco sé, pero prefiero que mis lectores y oyentes se lo imaginen, cómo se sentirá un atleta de los Juegos Olímpicos del Japón recordando las aventuras que cometerán, de pie o en cuclillas, en los baños, en los prados o en las escaleras para no correr el riesgo de desfondar una cama de esas.  

Habrá que esperar que Netflix o Amazon nos monten unas películas para burlarse o aplaudir la tamaña decisión ultra moralista de los japoneses.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.