24 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 192 del maestro Gardeazábal: Tal vez no pase nada

@eljodario 

Lo vivido hasta ahora durante estos 40 días en Colombia ni lo hemos podido digerir ni somos capaces de saber cuándo y cómo terminará. La lógica indicaría que todo podría estar cerca de concluir. El Comité de Paro se mamó de estar negociando unos desfiles y unos bloqueos que nadie sabía que ellos dirigían. Los muchachos se dejaron matar sin que los volvieran héroes y poco a poco se han ido mamando también. 

Algunas barricadas se desbarataron después de diálogos parroquiales o las destruyeron haciendo crecer la imagen internacional de Duque y sus policías como crueles y atropelladores. Pero como las fuerzas constitucionales no saben defender lo conquistado, muchas han sido nuevamente reconstruidas.  

Los decretos presidenciales para simular que gobernadores y alcaldes, soldados y policías le obedecían a Duque, demostraron todo lo contrario. El decreto de Jorge Iván para llenar el vacío de poder que dejó crecer cobardemente en Cali terminó siendo apenas la proclama de fundación de un probable nuevo partido de izquierda, el de la Resistencia. A los muchachos de las marchas y de las barricadas no los oyeron. Antes que regalarles los computadores y los planes de datos que pedían  para igualar por lo bajo los derechos a la educación, les echaron baldes de agua sucia llamándolos vándalos, criminales y terroristas pero jamás insurrectos, como en verdad lo fueron. 

La Resistencia y la Primera Línea apenas fueron poéticos. Nunca se organizaron ni mostraron una jefatura en algún nivel. Aprendimos, eso sí, que Duque no tiene mando. Que del paro se colgaron Petro y Uribe para abrirle las entrañas a sus propios derrumbes. Y que los plutócratas son los dueños del poder y apuestan a no perderlo. Nunca supimos quién de verdad organizó y financió el paro, si las ongs de Soros o las células postmarxistas o los dólares mexicanos de la cocaína.  

La historia hará responsable a la ineptitud de Duque y su gobierno de haber encendido el fogón con su terca y provocadora reforma tributaria. Los analistas políticos le endilgarán a Petro por no haber sido capaz de aprovechar el momento histórico para encabezar el gran cambio. En fin, como lo temíamos, aquí ha pasado de todo y al final parece que no va a pasar nada. Ni Duque renunció ni Petro solidificó su candidatura ni convocaron Constituyente ni los muchachos se tomaron el poder bloqueando ciudades y carreteras. 

Todos quedaron al descubierto y en calzoncillos y aunque nadie quedó satisfecho, sobrevive la esperanza de que nos abrieron el camino hacia un futuro bien, pero bien distinto, del que creíamos haber encontrado. 

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.