29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 186 del maestro Gardeazabal: Reconociendo la masacre

@eljodario 

Este país ni pierde la costumbre ni aprende de lo que otros países están haciendo para ajustarse a los cambiantes esquemas de valoración de la actividad humana.  

Cuando en 1928 las tropas del gobierno de Abadía Méndez dispararon en Ciénaga contra los obreros de las bananeras ni en Bogotá ni en Santa Marta ni en la United Fruit dijeron oficialmente cuántos muertos habían quedado.  

No existían ni las entidades de Derechos Humanos ni la Comisión de la Verdad. Tampoco existía el celular y el internet. Pero se agudizaba la comunicación de boca a boca y como el ser humano siempre ha magnificado al enemigo para engrandecer sus victorias o empequeñecer sus derrotas, solo 40 años después, cuando García Márquez escribió CIEN AÑOS DE SOLEDAD, vinimos a admitir que los muertos en las bananeras fueron más de 3.000. Es posible que no hubiesen sido 30, pero el deseo de los dueños del poder, que solo querían complacer a los gringos, minimizó el dato y el pueblo que no es pendejo los fue creciendo en la tradición popular hasta llegar a la cifra macro de la novela de Macondo. 

Por estos días, cuando completamos 30 días de un paro que de protesta pasó a vandalismo, y de allí a una insurrección aprovechando la evidente falta de mando presidencial y la torpeza de haber delegado a alcaldes y gobernadores el manejo de las tropas, y haber sido tibios en admitir o patrocinar los diálogos, pero sin olvidarse del garrote, el número de muertos y el de heridos, pero sobre todo el de desaparecidos se está ocultando macabramente. Por el contrario, las redes sin censura por un lado y por el otro los amigos del gobierno y la Policía exageran las acciones del enemigo y resaltan las crueldades y estupideces de parte y parte con que nos vamos acercando songo sorongo a una guerra civil.  

Las historias de Cali quemando el Colegio de Comfandi en Calipso o las de la turbamulta paisa desbaratando el Jardín Botánico de Medellín merecerán seguramente un análisis para que nos asombremos sobre las causas que llevaron a tales actos vesánicos de ingratitud. Pero como los plutócratas que nos gobiernan, es decir los empresarios que sostienen este mal gobierno, insisten en metodologías rudimentarias y tontiles para tapar el sol con un dedo y negarse a aceptar la realidad tal cual es.  

Pese a que esa realidad nos ha atropellado, la historia sobre la masacre en Cali y el Valle en este paro del 2021, solo la sabremos cuando algún joven escritor recoja la tradición verbal y escriba la novela o monte la película que supere con exageración lo vivido y ahí si nos quede de verdad en la memoria.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.