28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 141 del enchuspado maestro Gardeazábal: La biblioteca de lucio

@eljodario

Mi amigo Lucio es un personajón de novela. Su sinuoso trasegar por la vida yendo de las ruinas mayas a las palúdicas tierras de Tumaco, trabajando, consiguiendo plata o explorando ofertas comerciales con el mismo fanatismo le permitieron no solo llevar una vida real y fructífera sino una fantasiosa, llena de vericuetos alucinantes.

El hecho de haber nacido hoy, precisamente hace 88 años, lo colocó a los 8  como hijo de un rico alemán que hacía industria y comercio en Medellín y Manizales a principios del siglo XX dentro del campo de concentración que el gobierno colombiano de 1940 formó  para meter a todos los germánicos residentes en el país, junto con sus familias, porque a la Alemania de Hitler se le había declarado la guerra.

Desde allí comenzó su fantasía y su pasión por adquirir libros sobre, contra y a favor del nazismo y a hacerse a reliquias del derrotado ejército hitleriano en los remates de antigüedades posteriores a la derrota. Tal vez por ese apasionamiento Lucio tiene la más estrambótica, más cuidada y más inalcanzable biblioteca privada en Colombia con humidificadores, ventiladores y sensores. Pero no solo posee esa amplia fuente de estudios, memorias y documentaciones impresas del período nazi de la Alemania de sus padres, sino que la amplió con la misma perspectiva universal del último kayser prusiano y, de allí en adelante con los libros que en su momento fueron sobre todos los temas y de todos los autores y tal vez ahora pocos saben que han sido editados. Los fue adquiriendo exóticos, incunables o rarísimos y estableciendo nexos con quienes todavía le rinden culto al libro en otros países.

 Conversar con él, oírle sus historias ciertas y las imaginadas es absolutamente delirante. Su cultura no avasalla, acoge con generosidad a quienes somos ignaros en los temas que él domina con solvencia. Apasionado conocedor de los buenos vinos y la buena mesa, ha podido llegar a los 88 años porque se ha mantenido en alcohol revitalizador.

Oírlo a veces es como escuchar a un general del staff hitleriano. Otras como si fuera un camarlengo papal. Sabe tanto del bunker de Berlín como de las catacumbas vaticanas. Y, siempre, respaldado por su biblioteca que alguna vez los del empresariado antioqueño quisieron comprásela para donarla a Exabit.

Lamentablemente el director entonces de la biblioteca de ese centro docente vetó la adquisición cuando se enteró que quien había recomendado a los ricos paisas que la donaran era yo.

No pudiendo ir hasta su estrambótica biblioteca a tomarnos una copa del último vino de Burdeos, mientras su esposa se toma un gin tonic como cuando frecuentaban los salones Londres, lo supliremos reuniéndonos hoy vía zoom con  sus hijas y sus nietos que viven en USA y Alemania y con  quienes le conocemos hace más de 50 años y sobrevivimos, para brindar virtualmente por los 88 años de este ser humano excepcional, por este personajón.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal