
@eljodario
Palmira ha sido una ciudad seleccionada desde antes de nacer como sucursal productiva, primero de Buga y después de Cali y en tal condición sus líderes, desde los Eder hasta los Becerra, protegieron e impulsaron su crecimiento industrial y comercial, y su habilidad para congeniar con la vena inagotable de la agricultura, pero no le imprimieron el carácter parroquial que ha hecho singular al rosario de ciudades vallecaucanas.
En el siglo 19 miraban a Buga y allá conseguían los elementos educativos y en el 20, cuando entre el tren y la carretera se conectaron con Cali, estuvieron creciendo en una dependencia casi absoluta de la capital del Valle. Tan solo se ganaron a pulso y votos su reconocimiento como el conglomerado humano más liberal del país, pero ni los muchos políticos que eligió al Congreso ni quienes fueron sus dirigentes le dieron la categoría que se merecía. Lo máximo que consiguieron fue obispo. Pero después que la Universidad Nacional montó su famosa y respetada escuela de Agronomía y que la ciudad creció tanto y se bastó así misma, los elementos constitutivos de su parroquialidad fueron creciendo y autonutriendo sus esperanzas para dejar de ser sucursal.
Hoy, a las 6 pm, un grupo de titanes inauguran la Primera Feria del Libro de Palmira, llamada ilusamente Entre Palmas y Samanes, y yo, tan unido sentimentalmente a ese terruño estaré presente para conversar con el palmirano que más rangos ha ocupado, Manuel Francisco Becerra, pero no de política sino de mi novela del Papagayo y de lo importante o negativo que es guardar las historias y bochinches pueblerinos para caracterizar temperamentos ciudadanos.
Recordaré en ese momento a Roke, el primer amor de mi vida, al lego de los agustinos que con mirarme el iris del ojo descubrió quien iba a ser y a ese apartamentico nono que sostuve frente a las bodegas del Idema para mis citas de amor y mis deberes literarios, y donde escribí La Boba y el Buda.
Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.
https://www.spreaker.com/episode/entre-palmas-y-samanes-cronica-1228-de-gardeazabal–68147843
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