@eljodario
El fallo emitido por la justicia sobre la tutela que presentaron un grupo de importantes pero cándidos ancianos, despectivamente llamados “abuelitos”, ha servido para llenar instantáneamente de esperanza a los más de tres millones de ciudadanos estigmatizados y perseguidos cruelmente por las normas emanadas del gobierno de los mocosos contra los mayores de 70 años.
Pero tal ilusión solo fue por unas horas porque el director del magazín de tv de las 6 de la tarde salió a hacerle el quite de manera vertiginosa para no sentirse obligado y, con trucos jurídicos, llevar el fallo definitivo hasta más allá del 31 de agosto, fecha en la cual debe terminar la vigencia de la discriminación que reconoció el fallo judicial.
Lo que dijo el señor del magazín de tv fue desacertado para un abogado de la Sergio Arboleda ya que habló de “apelar” la tutela, cuando hasta el más ignaro de los abogados sabe que las tutelas no se apelan, sino que se impugnan.
Pero para los efectos conducentes, la idea vendida es la de no aceptar el fallo, calificarlo como públicamente equivocado y seguir insistiendo en el trato abusivo contra todos los mayores de 70 años.
Al impugnarla entonces, se prolonga por ley hasta 20 días el segundo fallo y cuando vuelva y lo pierda en su omnipotente y cruel sabiduría, y dada su terquedad y su incapacidad de saber perder, solicitará en su carácter de cabeza del gobierno de los mocosos que la Corte Constitucional estudie la tutela y como para eso hay otros 90 días, se va a salir con la suya.
Los ancianos pues seguiremos enchuspados, no podremos decidir por sí solos, estaremos impedidos de montarnos en un bus humanitario como el viejito de Nocaima o de ser echados a patadas de los centros comerciales o de cualquier sitio donde un guardia uniformado, policía o civil, considere que le está prohibido a los mayores de 70 años ingresar. A duras penas, el terco director del magazín de tv de las 6 pm insiste en su señalamiento en concedernos que solo podamos salir a la droguería o a los supermercados, siempre y cuando no estén situados dentro de un centro comercial.
Al paso que va, cuando abran los restaurantes que subsistan o dejen volar los aviones y transitar a los buses intermunicipales, este terco y cruel régimen volverá a apartarnos por decreto, no por razonamientos, de esa posibilidad. Y tampoco para protegernos, como inicialmente lo decían, sino para cobrarnos vengativamente a todos los viejos la osadía que un grupo de avejentados exministros, exmagistrados e intelectuales tuvo de haberlo hecho quedar en ridículo con sus decretos que saltan bizarramente los límites de la Constitución, como lo dijo el juez en su fallo.
En otras palabras, estos mocosos, tras de crueles nos resultaron tozudos y rencorosos como todos los que jamás pueden admitir que perdieron.
Escuche Gustavo al maestro Alvarez Gardeazábal
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