24 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Credenciales Digitales: Una Alternativa de Sólida Formación Escolar para la Vida y el Mundo Laboral

Por Enrique E. Batista J., Ph. D.  https://paideianueva.blogspot.com/

Ha circulado en muchos países del mundo la honda preocupación de las instituciones de educación superior sobre el número menor, año por año, de los matriculados en sus programas académicos de pregrado.

Los jóvenes buscan y reconocen que hay mejores, más fructíferas y menos tortuosas opciones para su futuro personal y laboral que la vía tradicional universitaria sin tener que someterse a impasables exámenes de admisión; reconocen que gran cantidad de los programas que se ofrecen están desactualizados o no son pertinentes para los requerimientos laborales en el mundo actual.

Reconocen, además, que el modelo universitario está recorrido por la exclusión y por la discriminación de ciertos sectores sociales. Esa reducción sustancial en el número de estudiantes que acceden a programas de educación superior puede deberse en parte a la baja en la tasa de crecimiento de la población, pero también por otros factores que la sociedad informatizada y los requerimientos laborales de la cuarta revolución industrial imponen a los jóvenes y a los ciudadanos en general.

También está el hecho de que un profesional después de cinco años universitarios tiene una retribución económica baja sin que tengan seguridad de encontrar un empleo de modo expedito.

La titulación universitaria ha dejado de ser el ideal que en otras épocas fue. Han surgido opciones formativas como las insignias digitales o micro certificaciones que no exigen ser bachiller, como tampoco un título universitario para ser capaz de crear, innovar, tener un desempeño laboral exitoso, ser buen ciudadano y vivir solidariamente y en paz.

Tener una carrera universitaria fue pensada como la puerta de entrada a una vida profesional próspera, a altos ingresos laborales y al ascenso social. Para muchos esa carrera acaba siendo una carrera de obstáculos, una especie del steeple chase (3000 metros con obstáculos) que se corre en los Juegos Olímpicos, una frustración por no poder terminarla, destino que alcanza sólo cerca del 50% de quienes ingresan a primer año.

Así, en el Reino Unido entre el 10 y el 25% de los estudiantes de primer año no se matriculan para el siguiente, en Irlanda es uno de cada seis, en Sur África más del 50% no finalizan el primer año, en Alemania el 28% se retira sin finalizar los estudios de pregrado.

En América Latina y el Caribe, Hungría y Nueva Zelandia el promedio de deserción por cohortes está por encima del 40%; en Estados Unidos la cifra es superior al 50%, mientras que en los países de la OCDE la deserción se encuentra entre el 20% y el 55%.

En Argentina la deserción en las universidades con gratuidad en la matrícula es de cerca del 73% y en las que no tienen gratuidad es de alrededor del 60%. (https://bit.ly/38ZKyw3https://bit.ly/2Pou8FT). Y más grave aún, hay universidades en muchos países con tasas de deserción superior al 80%.

Se cuestionan los jóvenes, con razón, si vale la pena el esfuerzo y el sacrificio para tener que abandonar la meta ilusoria de formación universitaria, cuestionamiento que se acentúa por el hecho de que cada vez más las grandes empresas prestan hoy poca atención a los títulos académicos y se centran en habilidades demostradas por los aspirantes, cada vez más en aquellas asociadas a formación específica obtenida en credenciales digitales.

Con esas certificaciones digitales la persona puede devengar cinco o seis veces más ingresos económicos mensuales que sus contrapartes con título universitario, con la ventaja de empleabilidad alta y pronta sin que se acreciente el número de jóvenes desempleados.

Esa es una realidad nada halagadora para los jóvenes estudiantes, ya sean millenians, youtubers o generación Z. Ellos tienen una concepción distinta de las vías para alcanzar logros personales y laborales, a la vez que conocen la variedad de opciones innovadoras y viables que para ellos se han abierto contrarias a la concepción del modelo operativo de la actual certificación universitaria desueta y, en general, pensada, ejemplificada y trabajada para la sociedad, economía y cultura de la primera y segunda revoluciones industriales y no para la cuarta que los jóvenes viven con alta intensidad.

La opción de certificaciones como las credenciales e insignias digitales pueden ser, y acabarán siéndolo, reconocidas para certificaciones o diplomas por las instituciones de educación superior para quienes deseen o requieran una formación profundizada en una institución de educación superior.

Un porcentaje alto de las gerencias de recursos humanos en las empresas miran cada vez más hoy a las credenciales e insignias digitales que tienen los candidatos así como la formación en tecnologías duras y las llamadas “blandas” o socioemocionales. Estas últimas no son normalmente cubiertas en las carreras universitarias de hoy.

(https://bit.ly/32BwwP7).

Las credenciales o insignias digitales son opciones que tienen abiertas los jóvenes y que pueden aplicar de manera creativa las instituciones de educación superior si quieren atraer a muchos más jóvenes que desean ser creativos e innovadores y no perderse en la inutilidad o falta de pertinencia de muchos programas académicos.

También se cambia el destino del moribundo bachillerato. Las insignias digitales, insignias web o micro certificaciones digitales no exigen ser bachiller, grado que tampoco es necesario para crear, innovar, ser buen ciudadano y llevar una vida productiva y emocionalmente enriquecida.

Cada persona se puede formar en aquellos campos que desee, puede cambiar de una credencial a otra si lo cree conveniente sin ser penalizado. No hay nada que semeje al tradicional plan de estudio escolar, hay individualización de los procesos formativos y de la trayectoria formativa de cada uno, contrario a los procesos escolares tradicionales que homogenizan todo y a todos.

Además, la formación individualizada, sin penalizar a los estudiantes, permite que las personas con determinados tipos de limitaciones encuentren en ellas oportunidades formativas, una opción que no las excluye del servicio educativo y que las potencia para ser ciudadanos productivos para el bien de todos.

El campo de las credenciales o insignias digitales pone énfasis en la formación para la innovación y en la capacidad creativa de los alumnos, muchos de los cuales, con fundadas razones, no están interesados en las carreras tradicionales que los vuelven pasivos y repetitivos, mientras que hay otros que ni siquiera consideran importante o valioso el acceso a la educación superior.

Las personas pueden hoy portar su huella digital de habilidades, o “skill print”, mediante las certificaciones validadas internacionalmente por una vía digital segura como por los blockchains. Pueden tenerla consigo o en la nube en formato digital, disponible en todo momento, actualizar su portafolio digital de modo permanente y ponerlo a disposición de posibles empleadores como muestra de sus logros, experiencias, realizaciones y habilidades.

Esa certificaciones digitales empleadas desde el grado noveno en adelante (o antes) permiten a los alumnos crear, innovar, participar en ferias de la innovación o de diseño del pensamiento creativo (design thinking), articular los conocimientos de las ciencias naturales y sociales, con el arte, las tecnologías, la cultura y la ética a la comprensión o solución de problemas vividos y claramente identificados.

Una ventaja adicional es que permiten que las alumnas desarrollen actitudes positivas y habilidades para el desempeño laboral en las profesiones y ocupaciones STEM (esas ligadas a las ciencias, las tecnologías, la ingeniería y las matemáticas).

El camino de las certificaciones o insignias digitales también está abierto para las instituciones de educación superior con los denominados micro títulos y micro masters, lo cual abordaré en la próxima columna.