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El escándalo suscitado por la denuncia de la colega periodista Laura Mejía, por el inaceptable atropello que viene sufriendo a manos de la Secretaría de Movilidad de Medellín, a causa de la irregular inmovilización de su vehículo, ha desatado una gran solidaridad y muchos han manifestado no solo su respaldo, sino también se presentan como víctimas de esta entidad del Municipio.
De los relatos se deduce que la Secretaría de Movilidad no es transparente ni diligente con sus usuarios, sino que actúa más bajo un “modus operandi” que provoca demoras injustificadas, solo con el fin de aumentar los recaudos para la institución.
En estas denuncias que se vienen presentando surgen las mismas coincidencias: Reportes de la inmovilización del vehículo que no aparecen, trabas para otorgar las citas, pérdidas inexplicables de documentos y objetos personales, horarios extendidos para inmovilizar los vehículos pero muy cortos y estrictos para su devolución, ausencia de videos y fotos en el momento de la inmovilización y la entrada a los patios, inventarios demasiado laxos y sin rigurosidad, carros vandalizados y, en fin, una cadena de custodia deficiente y muy poco confiable, que lleva a pedirles a las autoridades de control, como Contraloría, Procuraduría y Personería que investiguen a fondo qué está pasando ahí.
En lo que sí es muy diligente la Secretaría de Movilidad es en la liquidación de las cuentas por parqueo y de las multas.
El tema de las inmovilizaciones merece especial atención de las autoridades de Tránsito, y de la Alcaldía de Medellín, y más aún el pésimo servicio al público, a los usuarios o a las víctimas.
Un pésimo servicio, y peor aún si se trata de atender a personas que están siendo víctimas de atropellos, como es el caso de Laura Mejía y de las personas que están allegando quejas a El Reverbero de Juan Paz.
Por eso es que muchas de estas personas se preguntan si detrás de todas anomalías, y atropellos, en el Tránsito se esconden otra clase de intereses oscuros…
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