27 junio, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crear un hogar, dulce hogar para las nuevas generaciones

Por Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com

A lo largo de la historia, en muchas culturas, se esperaba que en determinado momento los más jóvenes formarán su propio hogar, abandonando la tutela de sus padres. Este evento podía ocurrir de dos maneras diferentes: una independencia total de ellos en nuevas residencias o mediante el modelo de las familias extendidas (o sea, varias generaciones con la de sus propios descendientes viviendo bajo el mismo techo). 

A pesar de que hoy se pudiese sentir alguna forma de censura o de reproche para quienes hayan alcanzado la edad de la independencia, muchas de las nuevas generaciones continúan bajo la tutela de sus padres. En determinados momentos históricos se formalizaban arreglos y compromisos entre familias para casar a los hijos, con edad que usualmente rondaba en los periodos iniciales de lo que hoy es la adolescencia, arreglos que no incluían un período previo de cortejo o de enamoramiento. 

Bien sabido es que la joven pareja, juntada por conveniencia, tenía la presión de procrear; socialmente se esperaba que aportaran hijos. Había ausencia de la variedad de métodos efectivos de control de la natalidad que se conocen hoy. Se asignaban, como bien se sabe, roles específicos a hombres y mujeres. Se levantaba así una nueva generación que tenía entre sus funciones principales la reproducción y la crianza de número crecido de hijos.  Si la familia era extendida, concurrirían bajo el mismo techo al menos tres generaciones, la de los padres originales, los hijos adolescentes recién casados y los descendientes de estos últimos. Era preciso empezar vida marital para poder alcanzar la creación de progenie o descendencia. 

Esta situación sufrió variaciones a lo largo de los siglos y entre las diversas culturas. Los conceptos de generación y de adolescencia con sus connotaciones biológicas, sociológicas y sociales son relativamente recientes.  

El concepto de generación tuvo una consideración inicial como un asunto biológico; se concebía que se daba una nueva generación cada 15 o 20 años, aunque algunos teóricos lo ampliaban hasta cada 30 años. Adquirió el concepto de generación caracterización y estudio científico especialmente a mediados del siglo XX, en donde una masa crítica de jóvenes, en sociedades cada vez más urbanas con la complejidad de vida y desafíos que las ciudades, empezaron a tener mayor incidencia sobre los aspectos sociales y culturales y políticos que los afectaban, reclamando mayor participación y derechos. Hoy se caracteriza por períodos más breves de tiempo, asociados no tanto a lo biológico, como a manifestaciones y crisis sociales, económicas y culturales. 

Así, el concepto de generación se asocia hoy a transformación, a ruptura de tipo social, a visiones del mundo diferentes a las de los padres y a las predominantes en la sociedad. Se reconocen desde el siglo XX tres momentos históricos con sus correspondientes encuadres sociopolíticos. En los años 20 del siglo pasado las formulaciones teóricas se centraron alrededor de los conceptos de relieve generacional, o sea la preparación de la nueva para sustituir a al anterior y la coexistencia entre unas y otras; en los años 60 se enfatizó la concepción de vacío y de conflicto generacional, y a partir de la inserción de una sociedad signada por los desarrollos digitales se ha empleado la designación de lapso generacional, en donde la sapiencia la tienen los jóvenes, la que acompañan con su convencimiento de que pueden transformar el mundo y al conjunto de sus relaciones sociales (https://tinyurl.com/m93c6j8j).  

Sólo a partir del siglo XVI, la edad exacta de las personas empezó a ser una consideración importante. Las fases de la vida que se reconocían incluían a la infancia (que por etimología significa «que no habla» o que es incapaz de comunicarse claramente con otros), la cual llegaba hasta los siete años cuando se alcanzaba la «edad de la razón» (en la iglesia católica los niños a esa edad, ya conscientes de sus acciones, podían, confesarse y cumplir  con la primera comunión); de ahí  hasta los  14 era la pubertad (del latín «pubere» = pubis, joven con vello púbico); seguía la adolescencia (del latín «adolescens» = quien está creciendo); a continuación se presentaba la juventud, la cual abarcaba desde los 35 a los 50 años, le seguían, sin mucha indiferenciación,  la senectud y la vejez. La esperanza de vida en ese siglo XVI era de 30 a 40 años. 

(https://tinyurl.com/332dmk63).  

En la transición del siglo XX al XXI el concepto de generación adquiere un significado diferente. No sólo determinado por la edad, sino por eventos y condiciones sociales, variaciones y rupturas culturales; se conciben y caracterizan de manera simultánea diferentes generaciones, cada una de ellas afectada por serios y severos acontecimientos: guerras, pobreza, desempleo, recesión económica, inseguridad,  exclusión, reclamo de derechos fundamentales, devaluación del concepto de matrimonio (y de este con el fin primordial de la procreación), desapego a las formas vigentes de gobierno, desastres naturales, pandemias, destrucción de los hábitats, entre otros. Son generaciones que expresan la convicción de no querer heredar el mundo preparado, sin misericordia para ellos, las pasadas generaciones.  Ese mundo que no es ningún «Dulce Hogar» y que las otras generaciones no han sido capaces de controlar en los perniciosos efectos que afectan la vida diaria y comprometen el futuro de los más jóvenes e incluso la permanencia de la vida en el planeta. La misma Tierra ya nos es un «Hogar, Dulce Hogar».  

Pero no se manifiestan en silencio las nuevas generaciones. Si había silencio, originado en la concepción de la infancia, no lo hay en las nuevas generaciones de adolescentes y jóvenes, lo cual no obsta, a que en todo el mundo, por fuerza de una variedad de factores, estas nuevas generaciones permanezcan en la residencia de sus padres hasta una edad mucho más tardía que en el pasado. En algunos lugares, cerca del 60% de los adultos jóvenes conviven con padres, un familiar de mayor edad o abuelo; cifra que llega entre el 70 % y el 77 %, en el grupo etario de 15 a 29 años, en países como Eslovenia y Grecia, Croacia, Italia, y Portugal. En Estados Unidos y Canadá la cifra es ligeramente superior al 30 %, mientras que en los países nórdicos es levemente inferior al 20 %. (https://tinyurl.com/yp447f2b,  https://tinyurl.com/3utpv8c7https://tinyurl.com/56psnwre).

La lista de eventos y factores que crean esta situación es extensa: Salarios históricamente más bajos, inflación, impuestos, valor de los arriendos, déficit de viviendas, cuota inicial de vivienda muy alta,  hipotecas con intereses en los límites de la confiscación, desempleo (más altos entre las mujeres), empleos mal remunerados,  economía GIG (o contratación a  corto plazo a destajo,  sin estabilidad laboral ni seguridad social), formación escolar y universitaria que no prepara para el trabajo, automatización acelerada de puestos laborales, carencia de trabajos para la formación recibida, desempleo  e informalidad laboral de los padres, adición a videojuegos, aislamiento social, por razones de inseguridad rampante en las ciudades, viviendas en unidades cerradas con altos costos de administración, servicios públicos (incluidos Internet y TV cable) impagables, matrículas en las universidades también impagables, guerras, catástrofes naturales, desplazamientos, inestabilidad política y de la economía local y global. 

Así, muchas de las nuevas generaciones no encuentran las condiciones para vivir de modo independiente, por lo que quedan forzados al «Hogar, Dulce Hogar» en el que crecieron. La tutela paterna o familiar, alrededor de todo el mundo, ha llegado a ser concebida como una mejor opción.  

El mundo social, económico y político que han heredado las nuevas generaciones no es un «Dulce Hogar», tampoco lo ha sido el planeta acosado por una creciente crisis climática. Las Escuelas, caracterizadas como el segundo hogar, con frecuencia tampoco lo han sido para los jóvenes.