23 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Contraplano: Un día de fiesta para Pardo y el periodismo

Orlando Cadavid

Por Orlando Cadavid Correa

Los periodistas colombianos celebraremos con alborozadas palabras dos acontecimientos que se pondrán en el escenario nacional el martes 24 de noviembre en Bogotá, la ciudad de todos.

De un lado, el cumpleaños del irrepetible Antonio Pardo García, maestro de maestros, y del otro, la aparición de su libro “100 años de Radio, 90 en Colombia”, obra que enriquecerá las bibliotecas del llamado “Cuarto poder” y contribuirá a acrecentar los conocimientos   de los periodistas en ejercicio y de los estudiantes que se forman en las universidades del país.

El notable colega William Giraldo reconoce que Pardo es el periodista que llevó el periodismo y la creatividad a la radio colombiana en la mitad del siglo XX.

Subraya que “es un homenaje a las personas que hicieron grande a la radio para que estuviera presente en los grandes acontecimientos nacionales e internacionales, según la descripción que hace de su obra el propio maestro Pardo”.

William señala que el 2 de noviembre pasó desapercibido para los radiodifusores que históricamente es la fecha que marcó el comienzo de su influencia en la vida de los colombianos.

Nos anticipa que en las 559 páginas don Antonio no deja pasar por alto las fechas, las personas ni los acontecimientos que él señala como los 280 hitos de la radio.

Y puntualiza Giraldo: “Memorables historias protagonizadas por hombres y mujeres de radio que surgen a partir del 2 de noviembre de 1920 cuando se oye desde los Estados Unidos la KDKD, la primera emisora comercial del mundo”.

En los hitos colombianos está la mayor tragedia de Colombia en el Siglo XX. Comienza con el relato en vivo de una joven periodista desmentida en el instante mismo por funcionarios distraídos. La periodista, inconsolable, se sienta a llorar ante la acusación de falsedad, y el relato se convierte en un acontecimiento paralelo al de la tragedia.

En otro momento importante, de trascendencia mundial, Pardo García detalla cómo ocho periodistas colombianos, convertidos tácitamente en rehenes, narran el terrible atentado de los Fedayines que asesinan a atletas  israelíes que participaban en los juegos olímpicos de Múnich, Alemania.

También un relato sin precedentes de un radioperiodista que filtra las comunicaciones de la policía, escucha y revela al aire el informe oculto de la balacera que acabó con la vida del capo de los capos, Pablo Escobar Gaviria, en Medellín.

La historia, separada en cuatro capítulos, comienza con el nacimiento internacional propiamente tal de la radio, para luego contar su llegada a Colombia; las primeras emisoras y los hitos del devenir de esa actividad, y la creación de las grandes e influyentes cadenas de radiodifusión a partir de los años cincuenta del siglo pasado.

La segunda parte de los hitos recogidos en la obra corresponde a la etapa del humor, como complementaria del entretenimiento: reseña el nacimiento de este género en las emisoras de la ciudad de Pereira. Humor hecho individualmente por distintos participantes en los programas.

El género evolucionó hacia el “humor pensante” y crítico que lideró Humberto Martínez Salcedo en la Radio Santa Fe de Bogotá y, después, a las cadenas radiales con el humor colectivo que desarrollaron, en Medellín, Guillermo Zuluaga, “Montecristo”, y “Los Chaparrines” y Ebert Castro, en la capital colombiana.

El nacimiento de las cadenas radiales en los años cincuenta creó primero la que Pardo García define como “la radio espectáculo”, que sumó al entretenimiento la presentación de las estrellas internacionales de la música y las transmisiones deportivas de eventos como el fútbol y la Vuelta a Colombia en Bicicleta.

En la década de los cincuenta, el propio Pardo García es el protagonista al montar en la naciente Cadena Radial Colombiana la primera sala de redacción para los servicios informativos elaborados por sus propios periodistas.

Pardo García –no lo dice él– impulsó el reporterismo callejero y la inmediatez informativa. Los acontecimientos que reportaban a lo largo del día sus periodistas eran los mismos que al día siguiente publicaban los diarios.

La apostilla. Gracias mil, don Antonio, por estas historias increíbles y acciones periodísticas inolvidables, llenas de secretos y convertidas en hitos de la radiodifusión.