29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Contraplano: Acopio de las nostalgias de Eucario

Orlando Cadavid

Por Orlando Cadavid Correa 

La última vez que estuvo en la urbe entrañable, lo invadió la tristeza: vino en compañía de su inseparable esposa Luz Elena de su exilio voluntario de Miami a dar sepultura a su señora madre, doña Margarita Ramírez, en su condición de unigénito. Eucario tuvo a Manizales en la primera fila de sus afectos. Hombre siempre agradecido, no olvidaba que aquí estuvo su Cabo Cañaveral que lo catapultó como una de las figuras de la radio colombiana, de la que fue toda una leyenda. 

En esta segunda entrega del Contraplano evocamos otros pasajes de la vida, pasión y músculo de este colombiano que puso en alto el nombre de la radio de su país en los medios estadounidenses.
Recordaba con mucha gracia a su casi «tocayo» Albeiro Cadavid. Por un buen tiempo fueron locutores del noticiero de Leonidas Trujillo. Los presentaban como “El dúo de oro, Eucario y Albeiro”. En la parte periodística les daba apoyo otro “sin tocayo”, llamado Tein Jaramillo. 

De la radio antañona manizaleña, recordaba al periodista Jorge Arias, a Evelio Arroyave (el técnico estrella con el que se hacía a golpe de grabadora de cinta el programa dominical Canal W), a Gabriel Pineda, a Carlos Alberto Mejía, a Jaime Torres, a Carlos Mejía Saldarriaga, a Gilberto Sanabria, a Helena Benítez y a Carlos Arturo Duque. 

De los amigos de ayer, aparte de los colegas de la radio, mencionaba a los inolvidables Javier Ríos, Gabriel Molano, Gustavo Castaño, Alberto Chica, Antonio Jaramillo, don Arturo Arango, Rodrigo Jaramillo, Rafael Lema, Ovidio Rincón, monseñor Augusto Trujillo y los padres Adolfo Hoyos, Pacho Giraldo, y Rodrigo López. 

Invitado a resumir su palmarés, Eucario hablaba del número uno: el de la elección y coronación de Luz Marina Zuluaga en Long Beach como Miss Universo, proceso que le abrió paso a nivel nacional cuando Carlos Pinzón, durante la noche de elección, que fue un verdadero acontecimiento radial desde Estados Unidos, lo bautizó «el locutor real de Colombia», y la dedicatoria y reconocimiento que le hizo Miss Universo desde allá en ese memorable acontecimiento, nunca más repetido para Colombia. Otros momentos estelares: las grandes jornadas informativas de la Feria de Manizales desde que la inició el irrepetible Óscar Hoyos Botero. 

Al haber trascendido nacionalmente su trabajo en Manizales, recibió la inesperada invitación del presidente de Caracol, don Fernando Londoño Henao, para trasladarse a Bogotá. Confiesa que fue muy difícil desprenderse de la ciudad, de su gente y sus amigos. Empezó como locutor de Última Hora y director de la emisora Nuevo Mundo, al fallecimiento lamentable del recordado Julián Ospina Mercado, asumió la dirección general de Caracol. 

El mismo don Fernando, dado el éxito de «Tierra Colombiana» en la radio, le propuso hacer en televisión el primer programa folclórico de la patria. Le tocó, de paso, el inicio de Caracol TV como programadora, para la que hizo, además, Gran Sábado Gran, con el chileno Alejandro Michel Talento y, más adelante, el noticiero TV-hoy y las transmisiones del Reinado Nacional de Belleza desde Cartagena, donde ofició varios años como maestro de ceremonias, incluido el comienzo de la TV a color desde el Corralito de piedra. 

Otros momentos estelares: La transmisión de la llegada del hombre a la luna, en la que alternó con Julio Nieto y José de Recasens, desde la Nasa, y el trágico septiembre negro en las olimpíadas de Múnich, Alemania. 

Reservó espacio para enumerar a sus mejores amigos en Bogotá: Chucho Álvarez, Gustavo Cárdenas, Antonio Pardo, Armando Osorio, Enrique París, Timoleón Gómez, Samuel Ospina, César Mancipe, El Pana Meléndez, Juan Harvey Caicedo, Alberto Piedrahíta, Juan Monroy, Henry Soto y Eduardo Robayo, los dos últimos socios de Bermúdez en el restaurante “Tierra Colombiana”. 

A la pregunta sobre la razón de haber abandonado el país y establecerse en Miami, Florida, precisó ‘Don Eu’: “Tantos años en la televisión me hacen suponer que merezco ser programador. Reúno todos mis recursos económicos; los uno a mis pretensiones de éxito; participo en la licitación, y no me adjudican absolutamente nada. Y me hice esta reflexión: si no merezco estar en la televisión de mi país, no merezco seguir en mi patria. Y me marcho. (Y eso que era el locutor oficial del noticiero TV-hoy)”. 

La apostilla: Como el talento no se jubila, Eucario Bermúdez se levantaba a las 4:30 de la madrugada, de lunes a viernes, a moler periodismo en Caracol Miami, faena que prolongaba, con los bríos y el entusiasmo de un mozalbete, hasta las 2 de la tarde. 

Siga descansando en paz, querido ‘Don EU’.