28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Contracorriente: Un gobernador acorralado

Ramon Elejalde

Por Ramón Elejalde Arbeláez 

El señor Gobernador del Magdalena, Carlos Eduardo Caicedo Omar se vio precisado a abandonar a Colombia el pasado diez y nueve de los corrientes, acosado por las amenazas que ha venido recibiendo, supuestamente del Clan del Golfo. La salida del país de un gobernador, es una vergonzosa derrota para las políticas de seguridad del Estado. Lamentablemente no es esta circunstancia la única persecución a que han sometido a este funcionario público, que es una voz diferente al Gobierno y a su partido. 

Carlos Caicedo es un hombre de origen humilde, que lleva varias décadas enfrentado a las poderosas castas que por años han dominado la vida política de este departamento caribeño, como lo son los Cotes y los Díaz Granados, entre otros. La lucha ha sido sin cuartel y sin tregua. Ya antaño habían logrado llevar a la cárcel por cerca de cuatro años al actual mandatario de los magdalenenses, en un proceso donde finalmente fue absuelto, pero con enormes perjuicios para Caicedo. Hoy el gobernador es un gran triunfador en el escenario departamental, pues es la primera autoridad regional y una de las suyas ocupa la alcaldía de Santa Marta.  

No obstante, los hechos políticos contundentes en esa bella región y el querer ciudadano, el Gobierno de Iván Duque ha decidido hostilizar la labor de Caicedo, aislarlo y darles toda la preponderancia a sus contrincantes políticos. Los reclamos que el mandatario de los magdalenenses ha presentado contra las autoridades nacionales, han sido reiterados y obviamente, desoídos, en una inexplicable conducta que denota sectarismo y desconocimiento de las realidades electorales de la región.  

Pero el moño a unas relaciones traumáticas entre gobernador y políticos de oposición regional y entre gobernador y Gobierno Duque, lo viene a poner, supuestamente, un grupo paramilitar que mantiene en zozobra a gran parte del territorio nacional. Permitir que los violentos arrinconen al primer mandatario de un departamento y que este tenga que huir del país por esas acciones, es una derrota a la seguridad de los colombianos y una vergüenza para las autoridades encargadas de velar por la vida de Carlos Caicedo.  

Si es verdad que las amenazas contra Carlos Caicedo provienen del más poderoso grupo paramilitar que supervive, resulta por lo menos extraño, la coincidencia de objetivos de estos con el Gobierno para acorralar al gobernador Caicedo. Los colombianos merecemos claridad sobre estos bochornosos hechos y al gobernador se le deben brindar todas las seguridades para que regrese al país a continuar su labor al frente de los destinos de su importante región. Creo no es mucho pedir.