18 octubre, 2025

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Contracorriente: ¿Tongo en el fútbol profesional?

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Ramon Elejalde

Por Ramón Elejalde Arbeláez  

Los colombianos, contrario a lo que se afirma, hemos convertido al fútbol en el deporte emblemático de nuestra nación, por encima del ciclismo, una disciplina donde mundialmente tenemos un reconocimiento bien importante. Ese posicionamiento del fútbol, en el sentir de los colombianos, se hizo a pesar o con la ayuda de los llamados dineros calientes en la década de los ochenta y los noventa, que parece ya no tener la relevancia de antaño. Allí comenzaron los dolores y las afujías de nuestro deporte insignia.  

De proporciones mayúsculas fue el escándalo que produjo el encuentro futbolero entre Unión Magdalena y Llaneros realizado hace ocho días en la ciudad de Villavicencio. Todo normal hasta el minuto 94, léase bien, minuto 94, cuando el local derrotaba por un gol al equipo del Caribe y faltaba un minuto para finalizar el partido. Paralelo a este acontecimiento se realizaba el partido Fortaleza Vs Bogotá F.C., que ganaba este último, pero que con el resultado de Villavicencio promovía al equipo Fortaleza. Algo misterioso sucedió en ese final futbolero: En dos minutos Unión Magdalena marca dos goles, el tiempo de reposición también providencialmente se alarga en unos segundos, justos los necesarios para que El Ciclón haga los dos goles y le arrebate el ascenso a la liga de mayores a los de Fortaleza, que ya cantaban victoria en la fría Bogotá.  

Terribles los videos de esos últimos segundos del partido de Villavicencio, pero más vergonzosos los instantes cuando el Magdalena hace su segundo gol. Jugadores Llaneros que no defienden, misteriosas estatuas que simplemente ven a los caribeños tratar de hacer ese gol que los catapulte a la liga de mayores. “Hágalo pues mijo” parecía ser la consigna de los perdedores de último minuto. 

Lo más inverosímil de toda esta pantomima pública y degradante, fueron las explicaciones que jugadores y directivos de los dos equipos le entregaron a la opinión pública colombiana en los días posteriores al malhadado partido, tratando de justificar o de explicar lo inexplicable. De tal pobreza y ridiculez fueron las argumentaciones que en la opinión pública se acrecentaron las enormes dudas que dejaron esos episodios finales de ese encuentro futbolero.  

No es la única vez que sucede algo sospechoso en nuestro fútbol, cito algunos a guisa de ejemplo: En el año 2004 el Real Cartagena le marca 4 goles al Valledupar en tan solo cinco minutos, cuando se definía un ascenso en el torneo de la B. Carlos Ignacio Martán, directivo del Cortuluá, denunció en el año 2019 el posible arreglo del partido que el Deportivo Pereira le ganó a Tigres por cinco goles a cero. En verdad estos son hechos visibles y notorios, ¿cuántas cosas pasarán en silencio que seguramente resultan mejor elaboradas? 

Como en ocasiones anteriores, aquí tampoco pasará nada no obstante que la protesta fue generalizada, incluyendo al señor Presidente de la República. No puede resultar nada edificante en nuestro fútbol cuando los mismos directivos de la Federación de Fútbol ya fueron sancionados administrativamente por reventa de boletas y el torneo y algunos equipos de fútbol, son financiados por casas de apuestas. 

Estamos matando la gallinita de los huevos de oro. Seguramente tendremos que caer más bajo para poder pensar en una depuración de nuestro deporte mayor, el fútbol.